El uso que se hace del agua va en aumento en relación con la cantidad de agua disponible.
Los seis mil millones de habitantes del planeta ya se han adueñado del 54% del agua dulce disponible en ríos, lagos y acuíferos subterráneos. En 2025 el hombre consumirá el 70% del agua disponible. Esta estimación se ha realizado considerando únicamente el crecimiento demográfico.
Sin embargo, si el consumo de recursos hídricos per cápita sigue creciendo al ritmo actual, dentro de 25 años el hombre podría llegar a utilizar más del 90% del agua dulce disponible, dejando sólo un 10% para el resto de las especies que pueblan el planeta.
Actualmente, a escala mundial, el 70% de la extracción anual de agua para uso humano se destina a la agricultura (principalmente para riego); la industria representa el 22% y el consumo doméstico (hogar, agua para beber, saneamiento) representa aproximadamente el 8%.
Estos promedios mundiales varían mucho de una región a otra. En Africa, por ejemplo, la agricultura se lleva el 88% de toda el agua extraída para uso humano, mientras que el consumo doméstico representa el 7% y la industria el 5%. En Europa, la mayor parte del agua se utiliza para la industria (el 54%), mientras que la agricultura representa el 33% y el consumo doméstico el 13%.
Huella hídrica
El concepto de agua virtual se utiliza para calcular el uso real del agua de un país. Fue definido a principios de los años 90 y se refiere al agua que se necesita para producir un producto o brindar un servicio.
El agua virtual es el agua que contienen los productos. Así la definió el profesor J. A. Allan a principios de la década pasada. Según el experto, "para producir bienes y servicios, cualesquiera que éstos sean, se necesita agua. Entonces, se denomina agua virtual del producto, agrícola o industrial, al agua utilizada para producirlo".
Pero, ¿para qué sirve? El agua virtual es una herramienta importante para calcular el uso real de agua de un país (o "huella hídrica"). Esta equivale al total que surge de sumar el consumo doméstico y la importación de agua virtual del país, y restarle la exportación de agua virtual. La "huella hídrica" (o water footprint) se utiliza para conocer la demanda de un país respecto a los recursos hídricos totales disponibles en el planeta.
El mismo concepto se puede aplicar a nivel individual: la huella hídrica de cada persona es igual a la cantidad total de agua virtual de todos los productos que consume. Ser conscientes de nuestra huella hídrica individual puede ayudarnos a utilizar el agua con más precaución.
El comercio de agua virtual ha aumentado durante los últimos cuarenta años: aproximadamente el 15% del agua utilizada en el mundo se destina a la exportación en forma de agua virtual.
Como en el ámbito global la agricultura es el primer sector económico en cuanto al uso de agua, el intercambio de productos agrícolas constituye el elemento principal del comercio del agua virtual.
Las represas
Construidas para proporcionar energía eléctrica y agua para riego, así como para regular el caudal de las cuencas y prevenir inundaciones y sequías, las represas han tenido un impacto de dimensiones desproporcionadas sobre el medio ambiente.
Según los expertos, por lo menos una quinta parte de los peces de agua dulce del mundo se encuentra actualmente en peligro de extinción o extinguidos a causa de las presas construidas por el hombre. Además, entre 40 y 80 millones de personas han sido desplazadas a causa de su construcción y obligados a trasladarse a otras tierras.
Pero también tienen sus ventajas: en 140 países, las presas proporcionan energía hidroeléctrica económica. A nivel mundial, suponen el 19% de la generación y del suministro eléctrico; y las aguas para riego que suministran proporcionan casi el 16% de los alimentos del mundo. Además, la energía hidroeléctrica desempeña un papel importante para la reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero.
Según recientes estudios, las grandes represas podrían desaparecer, ya que se ha demostrado que construir minicentrales hidroeléctricas es más barato, su puesta en funcionamiento más económica de lo que se creía y su impacto es mínimo para el medio ambiente.