Maltrato infantil, embarazo de niñas de 13 años, violencia familiar, abusos. Problemas graves que se convierten en la mochila más pesada que un pibe debe llevar, en muchos casos, en soledad.
Con esa mochila llegan a la escuela, donde las maestras -en este caso, de la Arturo M. Bas del barrio Las Playas- van advirtiendo la existencia de la problemática. Pero no se pueden quedar sólo con el diagnóstico. Tienen que buscar soluciones, tratamientos o hacer, en los casos que corresponda, denuncias. Fue por eso que decidieron juntarse y trabajar en red.
“Hace nueve años se conformaron redes de este tipo en varios barrios, por iniciativa del Centro de Asistencia a la Víctima. Hoy queda ésta en Las Playas y otra, con menos instituciones, en el Roque Sáenz Peña”, dijeron.
Trabajan juntas la directora de la escuela, Mariela González, profesionales del Centro de Asistencia a la Víctima, del Instituto especial de la Rosarinas, la directora del Nivel Inicial de la misma institución educativa del barrio, el Centro de Actividades Infantiles (con talleres en la escuela), el MuniCerca Nº2, profesionales del dispensario y del Centro de Atención Interdisciplinaria para Víctimas de Delitos contra la Integridad Sexual de Villa María, dependiente del Consejo Provincial de la Mujer. Ellas hacen la “Red social para la detección e intervención de maltrato infantil y violencia familiar” (foto).
En estos nueve años de trabajo “notamos que se agravaron sensiblemente y se complejizaron”, dijo Cristina Mellano, del Centro de Asistencia a la Víctima. “Hay otras variables, como las adicciones en situaciones de violencia y maltrato, la prostitución infantil, y frente a todo esto, lo digo como opinión particular, veo un corrimiento de las funciones paternas. Cada vez se hacen menos cargo de los niños”, agregó.
“Ante la problemática, buscamos resolverla. De acá salen los informes a los organismos correspondientes o bien las denuncias. En muchos casos hemos estado sentada con madres que no quieren denunciar al violento o abusador que está dentro de la familia”, apuntó Natalia González, del Consejo de la Mujer.
“Destaco el rol de la escuela en estar atenta y detectar el problema”, dijo Melina Mosquera, del MuniCerca Nº 2.
Sienten que les falta. Muchas veces recurren a organismos como la SENAF, de la que depende sacar del entorno de violencia a un niño o niña y no encuentran respuestas.
Pese a todo, siguen tejiendo una red de contención para que esa mochila no sea tan pesada para las víctimas.