Edicion: 2015-07-01
Hoy en Tapa de Papel | Ediciones Anteriores
NOTICIAS SUPLEMENTOS SERVICIOS CONTACTO QUIENES SOMOS
Portada  »  Culturales  »  Des­bor­des, inun­da­cio­nes y re­gre­sio­nes del río
24 de Marzo de 2014
Me­mo­rias del agua - Primera parte
Des­bor­des, inun­da­cio­nes y re­gre­sio­nes del río
Compartir Compartir Imprimir
Corte de la ruta 2, semanas atrás

 

Mien­tras las aguas del río Cta­la­mo­chi­ta len­ta­men­te ba­jan su ni­vel y el cur­so flu­vial re­tor­na con nos­tal­gia a su cauce “ac­tual”, des­pués de ha­ber­lo des­bor­da­do pa­ra re­gre­sar fur­ti­va­men­te a su “me­mo­ria geo­ló­gi­ca”, re­cu­rri­mos a la His­to­ria pa­ra con­si­de­rar el pre­sen­te y lo que pue­de de­ve­nir el fu­tu­ro.
Por es­tos días, se­gu­ra­men­te, el cur­so hí­dri­co vol­ve­rá a la quie­tud no sin an­tes ha­ber de­ja­do en su aven­tu­ra por los “re­cuer­dos”, pér­di­das ma­te­ria­les, an­gus­tias hu­ma­nas –no vi­das, por suer­te- y mu­chos in­te­rro­gan­tes.
In­cer­ti­dum­bres que pue­den de­jar de ser­lo si mi­ra­mos ha­cia atrás y en tor­no nues­tro. Ha­cia atrás en­con­tra­re­mos inun­da­cio­nes real­men­te de­vas­ta­do­ras, mu­cho peo­res que la que en vi­lo man­tu­vo a la po­bla­ción has­ta ayer no­más.
Es­ta­mos ha­blan­do de des­bor­des del río que en Vi­lla Ma­ría lle­ga­ron has­ta pro­xi­mi­da­des de la es­ta­ción fe­rro­via­ria y de inun­da­cio­nes que en Vi­lla Nue­va pro­du­je­ron el éxo­do to­tal de la po­bla­ción. Ca­tás­tro­fes hí­dri­cas que de­ja­ron muer­tos, no po­cos, e in­fraes­truc­tu­ra ur­ba­na irre­cu­pe­ra­ble.
 
Ani­mal de agua
 
Cua­ndo se hin­cha de agua, la me­mo­ria geo­ló­gi­ca del río lo lle­va, co­mo si fue­ra un ani­mal mo­vi­do por el ins­tin­to, a bus­car las tie­rras por don­de an­ta­ño co­rría a sus an­chas. Ese ins­tin­to lo re­mon­ta a lo pri­mi­ti­vo: los pa­leo­cau­ces. El río Cta­la­mo­chi­ta, de es­to sa­be y mu­cho. No só­lo el arro­yo San Jo­sé, el Ca­bral y otros son an­ti­guos cau­ces del Ter­ce­ro (pa­leo­cau­ces). Si el buen ob­ser­va­dor echa su mi­ra­da en cier­tas zo­nas ru­ra­les de nues­tra re­gión, en­con­tra­rá mu­chí­si­mos ac­ci­den­tes geo­grá­fi­cos que per­du­ran co­mo me­mo­ria geo­ló­gi­ca del río.
Esos ba­rran­cos con apa­ren­tes cue­vas de ani­ma­les son los pa­leo­cau­ces del Cta­la­mo­chi­ta; los an­ti­guos bra­zos de un pul­po de agua que en tiem­pos pre­té­ri­tos se mo­vía a su an­to­jo.
Has­ta que el hom­bre lo en­cor­se­tó; co­men­zó a amol­dar­lo, a ma­ni­pu­lar­lo, pró­xi­mo a sus ori­llas cons­tru­yó su há­bi­tat sin pre­ver que al­gu­na vez el río vol­ve­ría.
 
La gran inun­da­ción
 
Mien­tras en el mer­ca­do Co­lón, don­de ac­tual­men­te se en­cuen­tra la pla­za Cen­te­na­rio, pal­pi­ta­ba la vi­da co­mu­ni­ta­ria, en 1891 tu­vo lu­gar la ma­yor tra­ge­dia hí­dri­ca que re­cuer­dan las ciu­da­des de Vi­lla Ma­ría y Vi­lla Nue­va; de la que no que­da­ron exen­tos los pue­blos de la re­gión re­cos­ta­dos so­bre las ri­be­ras del Cta­la­mo­chi­ta.
Fue­ron nue­ve días de te­rror que for­ja­ron la tem­plan­za de dos pue­blos que ya ve­nían arras­tran­do do­lo­res co­lec­ti­vos. El có­le­ra ha­bía he­cho es­tra­gos en­tre la po­bla­ción en años re­cien­tes, re­du­cien­do la can­ti­dad de ha­bi­tan­tes y aho­ra las em­bra­ve­ci­das aguas del Cta­la­mo­chi­ta arra­sa­ban con las vi­vien­das, con los ár­bo­les que con­for­ma­ban la fi­so­no­mía ve­ge­tal de las vi­llas y con las cons­truc­cio­nes sím­bo­los del pro­gre­so, co­mo los rie­les del tran­vía y las lí­neas de te­lé­fo­no que las co­mu­ni­ca­ban en­tre sí.
Cuan­do por es­ta re­gión de la pro­vin­cia de Cór­do­ba se ha­bla de tra­ge­dias na­tu­ra­les ha­bi­tual­men­te se re­cuer­da al tor­na­do de 1928, pe­ro aquel di­ciem­bre de 1891 tam­bién pa­só a la his­to­ria con su im­bo­rra­ble si­no de tra­ge­dia. Ade­más, mar­có un pun­to de in­fle­xión en la evo­lu­ción his­tó­ri­ca de Vi­lla Nue­va y el de­fi­ni­ti­vo de­se­qui­li­brio en la re­la­ción de pro­ta­go­nis­mo en­tre es­ta lo­ca­li­dad y Vi­lla Ma­ría. Ya na­die vi­ve pa­ra con­tar­lo, pe­ro par­te de lo ocu­rri­do que­dó es­cri­to en una pu­bli­ca­ción de la épo­ca.
El mis­mo río que aquí mo­ti­vó el asien­to de po­bla­cio­nes in­dí­ge­nas y que fue­ra tam­bién el hi­lo con­duc­tor que tra­jo a es­tas tie­rras a los pri­me­ros eu­ro­peos que en­tra­ron en sue­lo ar­gen­ti­no; el río no­ble, sur­ti­dor de vi­da y tra­zan­te del ma­pa hu­ma­no ori­gi­nal de es­ta re­gión, al ini­ciar­se la úl­ti­ma dé­ca­da del Si­glo XIX con sus len­guas lí­qui­das in­fec­tó de muer­te y de­so­la­ción a las mis­mas co­mar­cas que des­de el fon­do de los tiem­pos arru­lla­ba con su pa­so ca­den­cio­so. 
No se­ría la pri­me­ra vez que el Cta­la­mo­chi­ta se des­ma­dra­ba sin con­trol, pe­ro sí la que plas­ma­ría en las re­ti­nas de la his­to­ria imá­ge­nes irre­pe­ti­bles.
El ve­ra­no de 1891 co­men­za­ba a tra­ji­nar por el ca­len­da­rio. Eran las pri­me­ras ho­ras del 21 de di­ciem­bre, día lu­nes. Vi­lla Nue­va dor­mía su sue­ño co­mar­cal y tra­di­cio­na­lis­ta. Del otro la­do del río, la Vi­lla Ma­ría lai­ca y pro­gre­sis­ta ha­cía lo mis­mo. De pron­to, un hom­bre de cam­po cu­ya ca­sa se en­con­tra­ba en una ele­va­ción del te­rre­no pró­xi­ma al río y con una vi­sión pri­vi­le­gia­da de la zo­na cir­cun­dan­te es­cu­chó a lo le­jos los ron­qui­dos ago­re­ros de las aguas. Lle­gó ca­bal­gan­do a Vi­lla Nue­va y en­tró al pue­blo gri­tan­do a to­da voz la no­ti­cia: ¡Se vie­ne la inun­da­ción!
Las cam­pa­nas de la igle­sia co­men­za­ron a ba­tir­se con ur­gen­cia. Era un es­tre­me­ce­dor so­ni­do que en la no­che si­len­cio­sa se mul­ti­pli­ca­ba has­ta cru­zar el río y re­pe­tir­se en Vi­lla Ma­ría. Los ve­ci­nos del tem­plo sal­ta­ron de sus le­chos y co­rrie­ron a en­te­rar­se de lo que ocu­rría. De in­me­dia­to to­do el pue­blo es­ta­ba en pie y en­tre el des­con­cier­to y el pá­ni­co rei­nan­tes co­men­za­ron los apres­tos pa­ra sal­var vi­das y bie­nes, en ese or­den. 
Lo mis­mo ocu­rrió en la ban­da nor­te del río. Aún no es­ta­ba eri­gi­do el tem­plo pa­rro­quial, pe­ro el ta­ñi­do de las cam­pa­nas vi­lla­no­ven­ses aler­tó a al­gu­nos ve­ci­nos de Vi­lla Ma­ría y pron­to la po­bla­ción se en­te­ró de lo que es­ta­ba por acon­te­cer. En el pue­blo fun­da­do por Ocam­po la de­ses­pe­ra­ción no cun­dió co­mo en el otro la­do del río, ya que era sa­bi­do que la cre­cien­te se des­pla­za­ba pri­me­ro ha­cia la cos­ta sur del cau­ce flu­vial y, pro­por­cio­nal­men­te, mien­tras en Vi­lla Ma­ría las aguas al­can­za­ban trein­ta cen­tí­me­tros, en Vi­lla Nue­va lle­ga­ban a un me­tro y me­dio. Fue en es­ta úl­ti­ma lo­ca­li­dad, a la sa­zón de­vas­ta­da por la inun­da­ción, don­de co­men­za­ron los mo­vi­mien­tos de emer­gen­cia.
Eran tiem­pos en los que no exis­tían pla­nes pre­vis­tos pa­ra con­tin­gen­cias ca­tas­tró­fi­cas; só­lo se ac­tua­ba por ins­tin­to, pe­ro con co­ra­je y arro­jo de­ci­di­do. Ha­cía tiem­po que se ha­bía em­pla­za­do un te­rra­plén con el pro­pó­si­to de de­te­ner el ím­pe­tu del río y ese era el pun­to al que ha­bía que pro­te­ger de la na­tu­ral agre­sión. Su vul­ne­ra­bi­li­dad sig­ni­fi­ca­ría el des­ma­dre flu­vial. Por allí ven­dría la tra­ge­dia y ha­cia ese lu­gar mar­cha­ron, de­ci­di­dos a dar­le ba­ta­lla al río, el in­ten­den­te Ig­na­cio Car­ba­llo, el je­fe po­lí­ti­co de­par­ta­men­tal Ma­ca­rio Ca­sas y el cu­ra del pue­blo Pe­dro Tau­lai­go, se­gui­dos por ca­si un cen­te­nar de hom­bre mu­ñi­dos de pa­las, pi­cos, aza­das, ca­rre­ti­llas y to­do ti­po de ele­men­tos úti­les pa­ra la con­ten­ción. Pe­ro el es­fuer­zo hu­ma­no fue en va­no. El Cta­la­mo­chi­ta iras­ci­ble pu­jó ha­cia afue­ra de su cau­ce has­ta li­be­rar su his­to­ria geo­ló­gi­ca. Fin de la pri­me­ra par­te.
 
Ru­bén Rüe­di

Otras notas de la seccion Culturales
  • Analía Rosso mostrará sus cuadros en el Favio
  • Inscriben en escuela de modelos
  • Un humor sin red
  • "Hago bailar cuarteto a americanos y extranjeros en mis clases de Nueva York"
  • El PEUAM obtuvo un premio en Ausonia


  • Humor
    Noticias » Locales » Regionales » Policiales y Judiciales » Deportes » Culturales » Especiales » Opiniones
    Suplementos » Tiempo de Salud » Arquitectura » Horas Libres » Rural » Cultura » Viajes »
    Archivo formato anterior » 2001 » 2002 » 2003 » 2004 » 2005 » 2006 » 2007 » 2008
    Servicios » Fúnebres » Clima »
    REPORTÁ UNA NOTICIA

    Si tenés una noticia comunicate
    E-mail: lector.escribe@eldiariocba.com.ar
    Teléfono: 0353-4523976 (Redacción)
    PUBLICIDAD

    E-mail: publicidad@eldiariocba.com.ar
    Teléfono: 0353-4523976 (Publicidad)
    Celular: 0353-154199702
    NUESTROS DATOS

    El Diario del Centro del País es editado por la Cooperativa Comunicar en Periodistas Argentinos 466/474, ciudad de Villa María, República Argentina
    Teléfonos: 0353-4523976 y 0353-4613126
    E-mail: eldiario@eldiariocba.com.ar

    Copyright 2008-2024 Cooperativa Comunicar.   WfxGroup - Administracion de publicidad para sitios de alto trafico - Villa Maria - Cordoba WfxGroup - Diseño y programacion Web - Villa Maria - Cordoba