“Todavía no puedo creerlo, pasó todo como en un sueño, parece que no me hubiera pasado a mí”, dice Claudia Monti al rememorar los últimos e increíbles siete días que vivió entre Alemania y la Argentina, protagonizando una historia de reencuentro con personas a las que no había visto ni sabido de ellas desde hace 36 años.
Contactada por la producción del programa “Julia Leischik sucht bitte melde dich” (que tiene muchas similitudes con el show televisivo “Gente que busca gente” que conducía Franco Bagnato ), Claudia fue invitada a volver a territorio germano, espacio geográfico que la había recibido como parte de un intercambio en 1978.
“La posibilidad de participar en el intercambio surgió cuando estaba en el secundario al que asistía en Río Ceballos”, relata la docente en Educación Física añadiendo que del viaje también participaron otra decena de jóvenes destinados a otros hogares de Alemania.
“Yo tuve mucha suerte, me recibió una buena familia que se brindó conmigo desde el primer momento”, agrega la reporteada por este matutino aludiendo a la pareja conformada por Krystel y Herbert, habitantes de la ciudad de Cuxhaven, dos treintañeros que al no poder tener hijos decidieron probar con compartir un año de sus vidas con una adolescente del extremo austral del planeta.
Y precisamente en ese hogar recaló Claudia que además de lograr el afecto y cariño de sus receptores, logró pervivir por más de tres décadas en la memoria de su anfitriona.
Como detalle, durante el año que la hoy educadora villamariense habitó en Europa, la pareja alemana decidió separarse. Un hecho que por su significancia motivó que Claudia los últimos tres meses de su estadía tuviera que pasarlos con otra familia.
A pesar del tiempo y la distancia, la juvenil impronta de Claudia se quedaría en forma de buen recuerdo y probablemente el sabor de aquellas buenas épocas haya movilizado a Krystel a hallar a la ayer intercambista y hoy madre y profesional que trabaja en establecimientos educativos y la Inspección Regional de Educación Física.
Precioso destino
“Cuando me volví de Alemania, al terminar el intercambio, intenté mantenerme en contacto. Mande algunas cartas pero después de un tiempo fui escribiendo cada vez menos hasta que no lo hice más. Cuando los adelantos tecnológicos y la llegada de Internet lo permitieron, los chicos (sus hijos) me crearon una página de Facebook y desde allí busque contactarme con alguien de allá pero no hubo caso, no pude”, sostiene la entrevistada por este matutino.
“En el verano, nos fuimos de vacaciones a Las Grutas con mis hermanos y sus familias. Allá, la que todavía vive en Unquillo me dice que recibía llamados telefónicos desde Alemania pidiéndoles información. Ella les terminó pasando mi correo electrónico y todo empezó a suceder”, indicó Claudia.
Al regreso de su descanso, el mail remitido desde Europa contenía la invitación de sorprender a Krystel, la persona que había iniciado la búsqueda en el programa que se cuenta entre los productos del gigante mediático Endemol (es propietario de los Gran Hermano en todo el mundo, entre otras iniciativas).
Respondiendo la misiva electrónica, evacuando dudas y realizando distintas gestiones para viajar, los días fueron transcurriendo hasta que el viaje se hizo realidad.
En un vuelo a Frankfurt con escala en Río de Janeiro y algunos trayectos en tren, Claudia acompañada de su esposo Jorge Costa llegaron hasta el viejo continente, donde una productora los esperaba.
El encuentro
Tras varios días grabando en distintas locaciones, el esperado encuentro entre Claudia y Krystel tuvo su lugar.
Para evitar cualquier tipo de contratiempos (la alemana sufre del corazón), la novedad de que su añorada amiga argentina estaba muy cerca le fue dada en pequeñas dosis.
Para cumplir con el objetivo una amiga de ella la invitó a tomar un café a la costanera de Cuxhaven (uno de los atractivos turísticos que tiene la ciudad). Cuando la fueron a buscar, el primer cimbronazo se daría con la aparición de cámaras y hasta la mismísima conductora del programa, Julia Leischik, que acompañaría en el reencuentro a las protagonistas.
Minutos más tarde, en la ciudad ubicada en la Baja Estonia, la playa que lame el Mar del Norte sirvió de escenario para que Krystel y Claudia se fundieran en un abrazo.
“Que lindo que se siente estar acá, tan abrazada a vos”, susurró la señora germana de 70 años que quedó prendada a aquella jovencita cordobesa a la que recibió en su casa y le enseñó a hablar en alemán.
“Nunca dimensioné la relación fuerte que habíamos establecido, hoy me pregunto por que me busco a mí y no tengo muchas respuestas, tal vez porque no pudo tener hijos o que nos tratamos con el corazón , a puro afecto, esa podría ser la conexión”, sentenció la consultada por este medio.
“Fue todo con en una novela de Alberto Migré. Pura emoción y lágrimas. Todavía no caigo que fui yo la que estuvo ahí, rodeada de cámaras y productores, encontrándome con alguien que conocí en la adolescencia”, acota.
Tras el inolvidable momento vivido, Krystel, Claudia y Jorge mantuvieron contacto por unos días e incluso también la visita se extendió a la otra familia que había recibido a la intercambista argentina.
Con ellos, otras anécdotas surgieron hasta que el regreso fue inevitable para Claudia que vivió una experiencia emocional seguramente difícil de borrar.