Recorrer la Ciudad Universitaria de la capital provincial es una actividad maravillosa. Más allá de que uno lo haga no como un estudiante con sed de conocimiento o un profesor envuelto en pensamientos notables, sino en tanto simple y minúsculo viajero, que se creía mucho por haber leído La Ilíada de Homero y ahora se da cuenta que desperdició su vida.
Ahí reposa esta verdadera urbe, 10 kilómetros cuadrados de saber y erudición, repletos de pabellones, salones de actos y clases, y otras nobles estructuras donde se imparten enseñanzas de las que depende buena parte del futuro de nuestro país. Entre las construcciones más conocidas destacan el majestuoso Pabellón Argentina (sede del Rectorado), los míticos pabellones Perú y Brujas, y el moderno y vanguardista Claustrorum. En la inmensidad de los espacios verdes, algunos alumnos repasan las lecciones, inspirados en un mañana mejor. Otros, molidos de resaca, se preguntan quién carancho los mandó a complicarse la existencia de esta manera.
Nacida en el despertar del siglo pasado, la ciudad funcionaba en un principio como sede de la Escuela de Agricultura y Ganadería de la Nación. Hoy, acoge a la mayoría de las facultades que componen la Universidad Nacional de Córdoba y a la Universidad Tecnológica Nacional. Así las cosas, el viajero se dispone a recorrer las distintas casas de estudio y familiarizarse con sus habitúes. Viniendo desde el centro por avenida Valparaíso, lo primero que se encuentra es a los marxistas de periodismo y a los trotskistas de trabajo social, eternos gladiadores en su lucha contra la productividad. Después chocará con la gente de Ciencias Económicas, normales en apariencia si no fuera por los colmillos. Más tarde entablará conversación con los estudiantes de medicina y odontología, divertidísimos ellos hablando de muelas y cadáveres.
Para el final viene la visita a los de psicología, a quienes apenas puede divisar por la nube de huevadas que los envuelve. Menos mal, y gracias a la Virgen María, el Espíritu Santo y Galileo Galilei, que los de abogacía tienen clases en el centro.