Lejos del esplendor de sus ancestrales arquitecturas (el Broadway, el Opera o el Alhambra) pero funcionando en modernas construcciones con tecnología de punta (la Medioteca, el Centro Cultural Leonardo Favio o el Campus) las salas alternativas de la ciudad proponen un recorrido cinematográfico que va desde los clásicos del mundo a los estrenos nacionales. Con entrada libre y gratuita o por un bono de 5 pesos según el caso, la pantalla gigante vuelve a ser protagonista en la Villa del tercer milenio

 

Como cúpulas de iglesias vaciadas de imágenes y altares, las fachadas de los viejos cines aún se levantan con el esplendor de antiguas torres en la ciudad. Algunas incluso ostentan octogonales rosetas de catedral, esos ojos de buey diseñados para alumbrar espaciosos vestíbulos. Pero no se confundan los peatones desprevenidos, porque detrás de esas estructuras ya no tiene lugar la magia del celuloide. Por el contrario, en sus interiores funcionan casas de electrodomésticos, templos evangelistas o videojuegos. La extinción de las salas céntricas culminó a fines de 2008, cuando el último cine se trasladó a un shopping de las afueras, terminando así con un tiempo que fue hermoso y donde llegaron a coexistir hasta seis salas (a fines de los 70 y principios de los 80). 

Sin embargo y contra todos los pronósticos, los cines están volviendo a la ciudad. No han hecho su reaparición en el interior de aquellas viejas catedrales, es cierto, pero han buscado el interior de otros templos igualmente sagrados, como los galpones restaurados a orillas de las vías: el auditorio de la Medioteca o el Centro Cultural Comunitario Leonardo Favio. Si a estas salas se les agrega el Estudio A del Campus, tendremos tres cines con variada propuesta semanal abierta a toda la comunidad. Es por eso que el cine está volviendo a la ciudad. Y en esos “recintos de lo sagrado” para cinéfilos donde el altar es un proyector, se están convocando más de 600 espectadores por semana; esos que por unas horas se citan en la oscuridad para que la pantalla ilumine con su chorro de luna todos los sueños, todos los viajes, todas las exploraciones al lado oscuro del alma hasta la palabra “Fin”.

 

Jueves y domingos “made in” Argentina

Irma Carrizo es la coordinadora del Espacio INCAA de la ciudad desde su fundación en 2010 y según ella, “nuestra sala (con capacidad para 200 localidades) se llena todos los domingos con la función infantil de las 15.30; y en las otras dos (18.30 y 21.30) nunca bajamos de la mitad al igual que los jueves (21.30). Esto nos da un promedio de no menos de 500 espectadores por semana”. 

Por un bono colaboración de $5 para el público en general y $2,50 para jubilados, el INCAA ofrece estrenos nacionales y también un combo reducido (pero muy bien seleccionado) de películas extranjeras. “Esto se debe a que el programa se fue ampliando  gracias a convenios con distintas embajadas del Mercosur y festivales como el de Cannes”, señala Irma.

-Además de las proyecciones fijas de los jueves y domingos, hay actividades en la semana…

-Sí, porque la política de nuestra sala es salir a buscar al espectador. Hay ciclos que intentan convocar a personas que por sí solas no vendrían, como los chicos del secundario con el ciclo de “Cine con Memoria”. Generalmente tocamos temas de contenido social y convocamos a organizaciones para que presenten las pelis, como en este caso al Instituto Municipal de Historia.

-¿Goza de buena salud el cine argentino en la actualidad?

-Hoy, sí; pero en los 90 hubo una denostación que afectó la industria nacional y las políticas de fomento. Esto coincidió con el desembarco masivo de la industria norteamericana y un éxodo de espectadores que no estaban formados para ver nuestras películas. Nosotros intentamos reeducar esa mirada y mostrar que nuestro cine es muy bueno. Hoy sucedió con “Infancia clandestina”. Los chicos la vieron y les encantó. Y es una película que nunca hubieran alquilado en un video. 

-¿El espacio INCAA es una alternativa o quienes vienen acá no van al cine comercial?

-Hay de todo. Hay gente que sólo viene acá, otros que van sólo al cine comercial y otros que van a todos los cines. Somos una especie de intermedio entre la masividad de la sala comercial y la programación selecta del Cine Club Universitario. Es fantástico que en Villa María existan las tres propuestas.

Además de la diversidad de películas, la coordinadora subraya la importancia que otorga la sala a las charlas con gente del cine ya que “también nos interesa formar espectadores. Por nuestro espacio pasaron los actores Gustavo Garzón, Víctor Laplace, Guillermo Pfening, Claudia Lapacó y Virginia Innocenti; y también los directores José Celestino Campusano, Gustavo Fontán, Juan Pablo Zaramella, Pablo Rodríguez Jáuregui, Liliana Paolinelli y Paula Matcovich. Y esta noche estará nada menos que Ana María Picchio”. 

La presencia de la célebre actriz obedece a la proyección de dos filmes que protagonizara: “Cuando yo te vuelva a ver”, de Rodolfo Durán, año 2012 (se proyectará a las 18.30) y “La tregua”, de Sergio Renán, año 1974 que se dará a las 21.30. “La tregua” fue la primera película argentina en participar de un Oscar y festeja sus primeros 40 años. “Es por eso que Ana María brindará una conferencia de prensa abierta desde las 19.30”, concluyó Carrizo.

 

El cine del mundo pasa todos los martes a las 20.30 por la Medioteca

Será el séptimo año consecutivo del Cine Club Universitario que, fundado en 2008, seguirá pasando por el auditorio de la Medioteca puntual como un tren suizo. 

Fundado por el licenciado Pedro Klimovsky (docente de la licenciatura en Diseño y Producción Audiovisual de la UNVM) y un grupo de alumnos, este proyecto propone ciclos de cine clásico y alternativo del mundo entero, haciendo hincapié en filmografías poco comerciales. En seis años de existencia, el Cine Club organizó unos 55 ciclos, proyectó más de 200 filmes y tuvo un promedio de 45 espectadores por función (media sala de los 90 asientos de que dispone la Medioteca), lo que da un total de unas nueve mil personas desde 2007 a 2013. Eric Muzart, Sebastián Perotti y Julieta Ochoa son los alumnos que componen el staff fijo en la actualidad, mientras que Maximiliano Lema, Ulises Rodríguez Pomba y Cecilia Audicio lo hacen de manera esporádica.

El primer ciclo de 2014 arrancará pasado mañana con un ciclo dedicado al cineasta francés Robert Guédiguian, que al decir de su coordinador “es un director que ha trabajado el tema de la clase obrera en un cine bastante social y político. Este martes arrancamos con Marius y Janette (1997) y luego tres filmes más; “De todo corazón” (1998), “Viaje a Armenia” (2006) y “Las nieves del Kilimanjaro” (2011). Luego, seguimos con un ciclo de cuatro películas de David Cronemberg de su primera época, otro de películas de España, Argentina y Finlandia titulado “El pasado pesa” y cuyo tema son personajes marcados para siempre por hechos del pasado, un ciclo consagrado al director sueco Roy Andersson, otro de películas italianas que tienen que ver con la vida cotidiana en tiempos del fascismo y uno de películas africanas. Con eso tenemos la programación del año casi resuelta”.

La dinámica del Cine Club se caracteriza, según Klimovsky, “por presentar la película dando algunos datos y curiosidades del filme junto a algunas claves de lectura”. 

Respecto a las tres salas de cine alternativo que desde 2014 conviven en Villa María, el docente declaró con entusiasmo que “me parece excelente esa diversidad porque hay muchas más posibilidades de ver cine y se establece una sana competencia. Hay un espacio muy grande y popular como el INCAA, otro más reducido como nuestro Cine Club, y el Cine Debate que acaba de largar en el Campus y permitirá una charla al final de la película, una práctica muy positiva que estaba un poco perdida”.

 

Los grandes maestros atienden los jueves en el Campus

Todos los jueves a las 18, el Estudio A de la carrera de Diseño y Producción Audiovisual se convierte en sala alternativa y abierta para todo público. El proyecto de “Cine debate” coordinado por Maximiliano Lema acaba de arrancar con una “Aproximación al cine de Andréi Tarkovski”, de quien se proyectarán cuatro películas presentadas por el propio Lema. Hay, además, tres ciclos que serán presentados por otros docentes de la UNVM: una retrospectiva del documentalista francés Chris Marker a cargo de María Elena Ferreyra; otra del realizador francés Robert Bresson por Ulises Rodríguez Pomba y la última del documentalista brasileño Eduardo Coutinho por Pedro Klimovsky. 

“La idea de generar un debate alrededor del cine la tengo desde hace mucho -señala Lema-desde mi actividad en el Cine Club Universitario y en el cine del club Sarmiento. Siempre me pareció que había necesidad de poner en común algunas miradas entre profes y alumnos alrededor de cosas que estábamos haciendo, pero por distintas razones no la podía concretar. Me recibí el año pasado de la licenciatura en Diseño y Producción Audiovisual y me quedé sin nada para hacer. Entonces se me ocurrió reflotar el proyecto de Cine debate generando un lugar en la Universidad. Quiero que el espacio sea abierto y que cualquier profe o persona calificada arme un ciclo de un autor o de un tema y lo dicte para los alumnos y todo el público que quiera venir”.

Respecto a la idea del debate, Maximiliano agrega que “he pasado películas mucho tiempo y siempre al final veo grupitos que se quedan charlando. Me pareció muy bueno capitalizar ese intercambio de opinión y darles continuidad en la sala porque así se aprende muchísimo”. 

Hay 30 inscriptos a este primer ciclo que se inició el pasado jueves con la proyección de “Andréi Rublióv” y continuará el próximo 3 de abril con “Nostalghia”, filme del autor soviético de 1983. 

“Tarkovski fue un antes y un después para mí. Cuando vi Stalker algo cambió en mi modo de ver y concebir el cine para siempre. Y me encantaría que algo de eso les pase a quienes vengan a ver sus películas”, concluyó el joven licenciado y a la vez veterano cineclubista.

 

Tres películas, tres países y tres continentes para ver en la semana

 

Iván Wielikosielek