Escribe Silvina Scaglia, Lic. en Nutrición
Muchas veces comemos demasiado, pero nos faltan nutrientes. Una comida sabrosa y abundante no siempre contiene los nutrientes que necesitamos para estar bien.
Abundancia no significa que la alimentación sea equilibrada.
Nuestra sociedad aún almacena calorías en exceso, lejos del consumo recomendado.
Casi todos somos conscientes de que ingerimos demasiadas carnes y pocas verduras y de que nos pasamos con las grasas y azúcares. Pero siempre tenemos excusas y una razón poderosa: contrariamente con lo que decíamos al comienzo de esta charla.
La alimentación dejó de ser una necesidad biológica para convertirse en una necesidad social.
Para comprender su función social, basta con entrar a un restaurante: pocas son las personas que comen solas y las que lo hacen comen con rapidez y se van.
En soledad la comida pierde su carácter social.
Pero al mismo tiempo que nos incitan a probar, saborear, nos aconsejan adelgazar, perder kilos de más y los rollos que afectan la silueta. La misma sociedad que rinde culto a los productos llenos de grasas y azúcares nos condena a liberarnos de sus consecuencias.
Es así como empezamos a buscar dietas mágicas, milagrosas, las que nos ofrecen perder varios kilos en pocos días, porque no sólo queremos adelgazar sino que además queremos que sea rápido. Pero la velocidad del descenso de peso debería ser un elemento secundario.
Si queremos adelgazar lo que debemos modificar es nuestro estilo de vida o nuestro hábito de comida, recordando siempre la importancia de la actividad física. Más allá de la magia este es el único secreto.
Hasta la próxima...