Escribe Gaspar Bachanini
Hipólito Yrigoyen recibió al ascendente Alem con la premisa de hacer pesar la localía y conseguir tres puntos que lo vuelvan a catapultar a la zona de los de arriba. Pero, se dio un partido trabado y por momentos el balón estuvo demasiado lejos de los arcos. Así, no se sacaron ventajas y el visitante jugó con uno menos desde los 31 minutos del primer tiempo por la expulsión de Ricardo Juárez.
Desde el comienzo mismo del juego, ambos equipos salieron decididos a implementar su libreto en busca de un triunfo que los reubique en la tabla de las posiciones. No obstante, ninguno de los dos arriesgó más de la cuenta y se quedaron en la puerta de la victoria aunque con gesto de conformidad ante el empate en cero.
El local, por su parte, se mostró bien plantado en defensa y pretendió imponer peso ofensivo con dos jugadores de área como lo son Sachetto y Geremía, intentando abastecerlos por medio de la precisión del talentoso Mayco Rodríguez y de la movilidad de Ferrero. Mientras que Alem, fue solido atrás e impuso el ritmo que le imprime Pablo Fernández a la mitad del campo. Sumando a esto la verticalidad de Le Roux y la prolijidad de Lucas Morre.
Fue el propio “zurdo” quien, a los 10´, sacudió la modorra de los pocos aficionados presentes después de una buena ejecución desde la izquierda que fue muy bien despejada por Bachanini sobre la línea de su arco.
Pero los circuitos de juego seguían brillando por su ausencia y las situaciones de riesgo eran sólo consecuencia de alguna pelota parada o, en su defecto, un tiro de larga distancia. Así lo entendió Maximiliano Leraux cuando probó suerte desde la medialuna e hizo lucir una vez más la seguridad de Bachanini enviándola al tiro de esquina.
A partir de aquí, el balón se paseó muy lejos de los arcos y lo único que se salió de la lógica fue la infantil expulsión de Ricardo Juárez después de aplicarle un golpe de puño a Fonseca en las narices de Ariza.
A pesar del hombre de más en el local, la segunda mitad siguió siendo transitada por la misma vía. Los yerros y las imprecisiones coronaban al círculo central y esto imposibilitaba la tarea de los delanteros de ambos equipos. Alem, para su beneficio, entendió a la perfección el concepto del relevamiento y no dejó evidenciar la inferioridad numérica. Lastimando cada vez que Le Roux y Martínez se asociaban por derecha pero siempre topándose con la solidez de Peralta, Bachanini y compañía.
Al local sólo le quedó resto para inquietar por medio de algún contragolpe. No obstante las malas decisiones en el último pase sepultaron la ilusión del equipo Sachetto y como consecuencia el resultado terminó virgen de goles.
Sin dudas, ambos jugaron con el objetivo de conseguir los tres puntos, sin embargo los gestos de conformidad fueron evidente en cada uno de los equipos.
La figura
Jacobo Bachanini. En un partido que no mostró actuaciones superlativas, el arquero fue un pilar fundamental para su equipo. El arquero se lució ante un tiro libre de Morre rechazando sobre la línea y cerró su arco frente a los embistes del rival. En la visita, se destacó la fusión entre combate y juego que mostró Pablo Fernández en la mitad de la cancha del León.
El árbitro
Roberto Ariza. Mal desempeño del juez, quien jugó los 90 minutos con una evidente inferioridad en sus condiciones físicas. Esto no le permitió ubicarse cerca de la jugada y, al igual que sus asistentes Víctor Peralta y Franco Oviedo, mostró cierta falta de personalidad ante algunos jugadores del visitante. Acertó en la expulsión de Ricardo Juárez.