El 4 de abril de 2007 “las tizas” de todo el país se detenían para hallar consuelo en miles de maestros identificados con la lucha de Carlos Fuentealba.
Hoy, a siete años del homicidio, ha habido tiempo para reflexionar, para culpar, para enjuiciar y hasta para llorar; pero nunca para el olvido.
Las almas de los que llevamos la misión de educar en lo más hondo de nuestras vidas se arrebujan en el recuerdo de quien fuera un docente comprometido y tenaz, un docente que levantó con orgullo el estandarte de la justicia en el contexto de la defensa por los derechos de los trabajadores de la educación.
En él nos miramos todos, nos atrevemos a decir que cada lucha que emprendemos por la mejora de las condiciones laborales cobra sentido, el de la vida, el de los derechos, el de mirar a cada uno de nuestros alumnos con la mirada de la justicia y con el temple de los grandes.
¡Presente Carlos!
Consejo Delegado Departamental