Tarde de sábado. El equipo de mate, unos amargos y la pasión por la política. En la oficina del Grupo de Empresas Sociales de Trabajo Asociado (GESTA) se empezó a dibujar la charla y así, entre preguntas informales y sin protocolos, surgieron las respuestas. La visión de un hombre que transitó largamente por el terreno sindical, político y de la economía social. La palabra de Miguel Angel Olaviaga, un dirigente que sigue “apostando a las ideologías”. Un dirigente que, a los 66 años, sigue trabajando y continúa creyendo en la madurez de la democracia y en el “valor incomparable de la República”.
“Estamos frente a una gran oportunidad, es una oportunidad de marchar a una instancia republicana, deliberativa y que va a exigir el esfuerzo de cada uno de los actores.
En la batería de legislación referida a la política, la ley de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) es una de las más transformadoras, es un instrumento que elimina por sí mismo un fraude flagrante que se daba con la intervención de un partido en otro partido, casi siempre con la complacencia del Gobierno, del oficialismo, y no estoy haciendo alusión a ningún gobierno ni a ningún oficialismo.
El que tenía el poder en un momento empezaba a tener incidencia. Las PASO, al ser simultáneas, obligatorias, abren una perspectiva diferente”.
Fue la introducción del dirigente para redondear su opinión sobre UNEN.
UNEN
-¿Cuál es su opinión sobre UNEN?
-A raíz de esa circunstancia legal, estamos en presencia entonces de una nueva situación dentro del marco político.
Aquí hay que empezar a diseñar proyectos que sean convergentes, la resolución de los temas no va a ser en una pieza con el acuerdo de dos o tres, vamos a tener un Estado soberano horizontal.
Eso hoy no tiene la suficiente valoración porque hay que crear cultura, lo van a leer mejor dentro de dos o tres generaciones.
Me parece que UNEN constituye una de las mejores noticias de los últimos tiempos en el marco convergente que se diseña. Estamos viendo la posibilidad de dirimir en un espacio con espíritu amplio grandes convergencias.
-¿Qué puede pasar en la Argentina en 2015?
-Creo que como sociedad política tenemos una gran asignatura pendiente, que es la necesidad de hablar de ideología sin que surjan los resquemores que precedieron a la democracia.
La buena noticia sería que se expresaran las tendencias que se conocen universalmente, que son las tendencias de derecha y de izquierda en un continente democrático
No estoy hablando ni de la derecha que golpeaba cuarteles, eso está afuera, ni de una izquierda que de pronto entendió que ejerciendo la violencia se podrían lograr soluciones soberanas.
Me parece un poco inapropiado que se diga que hay que unirse para ganar una elección. Creo que hay que unirse en función de fortalecer el sistema democrático. De uno y otro signo. Me paro en la posición de un hombre de centro-izquierda, pero esto también puede suceder en la derecha. No creo que las ideologías hayan muerto.
El signo ideológico tiene que ser concreto y cada uno presentarán sus propuestas sobre los distintos temas para la consideración de la sociedad.
Ambos sectores deben cuidar la estabilidad, la paz.
-¿Por qué el radicalismo de Córdoba es tan reacio a las alianzas, si no es la columna vertebral?
-En la situación del radicalismo se encuentran todos los partidos tradicionales. De pronto, argumentando un fundamentalismo partidario, caemos en la lógica de que exhibiendo slogans, reivindicando líderes muertos, poniendo colores sobre la mesa, vamos a resolver un problema que hoy tiene otras características.
Hoy la política tiene que fundamentar, hablar claro y decir para dónde va.
Si alguien que está en la posición ganadora en un tablero piensa que este partido no se tiene que parar de ninguna manera porque se cree que va a ganar, vamos mal.
Creo que todos nos tenemos que parar en una misma línea de largada. Y no creo que haya triunfadores y derrotados en las elecciones.
Creo que son roles. Hay gente que tiene asumir ejercitar el gobierno y el oficialismo tiene que ser concordante con lo que prometió para llegar al gobierno. En eso tiene que haber coherencia.
Y el otro rol es el del opositor, que no tiene que buscar el calor de la connivencia con el oficialismo ni tampoco la posición de romper cualquier posibilidad de entendimiento. Si no vamos por ese camino, la vamos a pasar muy mal.
-¿Y usted cree que vamos por ese camino.?
-Me parece que se están insinuando cosas. Hay una enorme cantidad de gente que se va a tener que asomar a la política.
Lo que no veo maduro es el nivel de dirigencia que proviene de otros tiempos o los llamados profesionales de la política que hacen una sinfonía dialéctica para justificar donde quieren ir ellos y no donde van los grandes rumbos de la política.
Me parece que nosotros tenemos que saber que la sociedad va a tener permanentemente conflictos. Son los conflictos de intereses. Por eso es necesario que se hable claro.
-¿Usted cree que se habla claro o se dice lo que la gente quiere escuchar?
-Hoy se hace reduccionismo verbal. Se dice “es lo que la gente quiere”. ¿De qué gente hablan?
Lo que la gente tiene que hacer es utilizar su cuota parte que la democracia le da de participar con el sufragio.
Los partidos son instituciones del Siglo XIX, pero son las mismas estructuras que hay en Chile, Uruguay, Alemania y ellos han logrado alianzas y han encontrado soluciones.
Santos y pecadores
-Hoy hay muchas divisiones en los partidos tradicionales.
-Nosotros tenemos atravesada nuestra historia con fratricidios permanentes. Nosotros tenemos la lógica de amigo-enemigo constante. Si no tenemos una división entre Boca o River.
Esa lógica tiene seguramente un fundamento sociológico que yo no conozco. Tal vez, por allá lejos, debemos haber tenido desencuentros en nuestra propia génesis.
Hoy la historia es otra y es necesario hablar con un lenguaje claro.
El conflicto va a existir siempre, se trata de ver el manejo del conflicto, la administración del conflicto.
El Papa dijo que existen los santos y nosotros, los pecadores. Los únicos que quedan afuera son los corruptos. En la realidad política pasa lo mismo. Ponele que tengamos muchos pecados para rendir si es necesario, pero los que tienen que quedar afuera son los corruptos.
-¿Y cómo se logra dejar afuera la corrupción?
-Me parece que hay que legitimar liderazgos. En el plano sindical, la realidad nos está indicando que tenemos una matriz sindical vinculada con los patrones. Si no, no se puede entender que desde el 75 tenemos los mismos convenios.
Lo mismo pasa con las entidades empresarias, mirá los nombres, son siempre los mismos.
Creo que una de las primeras cosas para combatir la corrupción es tomar la máxima de Maritain que dice “la mayor picardía de la corrupción es hacernos creer que todos somos corruptos”.
No somos todos corruptos.
Mirá lo que dice el Papa. Los que se quedan afuera son los corruptos. Esos no tienen Dios, pero pueden transformar la realidad más divina y hacerla pelota.
Creo que una alternativa para 2015 es que el hombre común recupere la palabra, no la puteada. Que pueda expresarse, decir lo suyo.
Hoy nos toca vivir una realidad política y hay que trabajarla. La gente debe saber dónde está parada.
-¿A nivel local se puede dar UNEN?
-Partidariamente, no estoy activo. Hablo con muchos. Creo que en Villa María se puede dar UNEN. He leído a Alexis Aguilar, me pareció muy propicio, Jorge Valinotto con el Frente Amplio. Me parece que están dadas las condiciones, pero, a la par, nadie adelante.
-¿Sería candidato de nuevo?
-No. Yo me sometí a la consideración de la gente. Dimos el debate que teníamos que dar y hoy el radicalismo tiene su espacio en el Deliberante, nuestros concejales cumplen un rol más que respetable, tenemos el tribuno de Cuentas.
Hoy se trata de lograr creatividad política para asumir los nuevos tiempos que vienen.
Nancy Musa