La noche clave se dio el martes 22 de enero de 1985. El escenario de siempre, Plaza Ocampo, desarrollaba un empate fundamental que conseguía Alumni ante un Belgrano que asomaba invencible, casi perfecto.
El “Pirata” no sólo lideraba la tabla de posiciones, sino también asomaba como “el equipo más espectacular que tuvo el barrio Alberdi y toda Córdoba en los últimos años”, tal como había anunciado EL DIARIO de ese martes.
En definitiva, Belgrano metía miedo, a punto tal que en menos de 10 minutos ya ganaba 1-0 ante la incredulidad de miles de villamarienses que no dejaban de abrazar el sueño de un mejor Alumni. Porque, a pesar del impacto, Alumni merecía más.
Un partidazo ante los ojos de la ciudad daba cuenta de aquella pirateada tempranera de Chaparro, pero también de un juego interesante de Alumni que, sin puntería, chocaba contra la humanidad de, tal vez, uno de los mejores arqueros en la historia del fútbol cordobés: el “Negro” Juan Manuel Ramos.
Por suerte y merecimiento, 10 minutos después de aquel gol de Chaparro, estuvo atento el “Rulo” Agonil para establecer el empate, poniendo la cabeza en el centro de Gamarra.
Más tarde, el condimento especial: a los 9 minutos del segundo tiempo, se fueron expulsados dos verdaderos “pesos pesados”: el “Loco” Salinas, en Alumni, y el “Negro” Miguel Angel Ludueña (sí, porque Belgrano tenía un villamariense de lujo) en la visita.
La previa señalaba que el empate servía, pero ese resultado -muchas veces el más insulso del fútbol- no hubiese cambiado lo que luego cambió el gol más festejado.
Porque Belgrano, vale reiterarlo, era un equipo invencible. Había pasado tantos partidos sin conocer la caída, que pisaba el umbral de un récord mundial de 40 partidos.
Entonces, Alumni no se quedaba en la sensación ambivalente del empate. Lo quiso ganar, lo buscó y lo encontró en el final.
El reloj marcaba 41 minutos del segundo tiempo cuando la idea de insistir con las corridas de René Beltramo cobraban mayor confianza. Y no era para menos.
El “Gaucho” era un aluvión de osadía cuando lo llamaban a ser wing de potrero, un extremo vital para abrir defensas. Y por eso cuando recibió el pase sobre el sector izquierdo, enfiló con su pique letal, quebrando la defensa; levantó la cabeza y le pegó de zurda. La pelota, si bien fue impulsada con fuerza, hizo una parábola extraña y se pegó un viaje fantástico hacia el segundo palo que el “Negro” Ramos no pudo lograr neutralizar.
En cuestión de segundos, el estallido villamariense por el 2-1 fue inolvidable. Si hasta hoy toda la ciudad dice que estuvo esa noche en la cancha, aunque la “Placita” no albergue siquiera al 10% de los habitantes de la Villa.
“En la historia de los grandes, ya figura Alumni”, fue el título de EL DIARIO en la página de la crónica de aquel encuentro.
Los protagonistas
Beltramo y Ramos, los dos protagonistas del gol que marcó un antes y un después de Alumni en el plano futbolero, se reencontraron el sábado por la noche en la cena por los 80 años del club.
Se dieron un fuerte abrazo en el salón, otro en la vereda. Y hablaron.
“Al ‘Negro’ hacía muchos años que no lo veía. Lo seguía como técnico y, la verdad, es una alegría inmensa volver a encontrarnos”, contó el “Gaucho”. Y a su lado, Ramos dijo: “Son las vueltas que da la vida. Ahora estoy acá por Alumni y encontrarme con él es muy lindo, después de tantas cosas y tantas cargadas que recibo en Villa María, pero son cosas del fútbol”.
La charla entre dos que ahora peinan canas, pero que fueron encumbrados en lo suyo, tuvo al periodista de EL DIARIO como el testigo de la declaración final: “Preguntale si tiró el centro”, chicaneó el “Negro”, a lo que Beltramo expresó: “El dice que recibió cargadas, pero creo que más cargadas recibí yo porque, la verdad, tiré el centro”.
Poco importó en ese momento. El “Gaucho” se vistió de héroe eterno y en ese momento dijo haber tenido “una alegría inmensa”.
“Yo siempre lo seguí a Ramos porque fue un referente de un Racing histórico del 80, después pasó a Belgrano, así que imaginate la alegría que sentí en ese partido”, sostuvo.
La nostalgia suele llevar a las comparaciones y, en ese sentido, Ramos puntualizó: “Eran épocas doradas del fútbol de Córdoba. Alumni jugaba en la liga con Racing, Estudiantes de Río Cuarto, Sportivo Belgrano... creo que nada que ver con lo que hay ahora. Hoy no pasa esto de tener semejantes recuerdos. Nosotros seguimos siendo los humildes de siempre y cada vez que nos vemos, nos sonreímos, nos damos un abrazo. Sentimos una euforia como si saliéramos a la cancha. La rivalidad era siempre los 90 minutos y después, todo pasó, aunque nadie quería perder”.
Beltramo, en tanto, indicó: “No me gusta hablar mucho de lo actual porque por ahí se puede pensar que fueron mejores equipos los anteriores. Son épocas. Yo creo que el fútbol ha bajado bastante a nivel nacional, aunque sigue siendo fútbol”.
Una gauchada
De aquel joven que gozó por el gol contra Ramos, Beltramo es hoy un tipo sensato que, a su estilo, pide que el “Negro” siga como técnico de Alumni.
“Eso no depende de mí”, le dijo Ramos. Y agregó: “Yo no tengo problemas, al contrario, agradecido siempre de la forma como me trataron acá. Y contento por cumplir el objetivo por el cual uno vino, porque era muy difícil; mucha gente me preguntaba ‘¿a qué venís, si estás descendido?’. Pero la vida del técnico es así. Nunca te llama el que va a ser campeón”.
“Yo estoy tranquilo y contento porque lo mejor es que aquí he encontrado amigos, muchos amigos. Acá hay buena gente, la ciudad es espectacular y uno no quiere irse de acá, la verdad que la tranquilidad que tenés en esta ciudad, no la tenés en otro lado”, completó Ramos, no sin antes admitir que son muchos los que piden por su vuelta.
Beltramo, su viejo verdugo, es el primero que se anota en serio. “Uno es de acá y recibe el afecto por Alumni, pero el ‘Negro’ vino a tomar un hierro caliente y para eso hay que tenerlos bien puestos; el objetivo se cumplió, así que ojalá los dirigentes vean lo que tienen que ver, ya que él agarró un hierro caliente y no cualquiera hace lo que hizo él, de agarrar un equipo que está prácticamente descendido”, destacó el “Gaucho”, cerrando el encuentro más esperado, luego de 29 años.
El dato
Después de aquella derrota, Belgrano era noticia por la pérdida del invicto. Ramos fue a recriminarle a Victorio Cocco, el DT, por considerar que hizo todo a propósito para perder. En el Sport Social, Cocco y algunos de “sus jugadores” golpearon al “Negro” y el caso tuvo repercusión nacional. Una nota en El Gráfico “crucificó” a Cocco, que nunca más volvió a dirigir.