"Nadie se preocupó a pesar de que cuando hace cinco meses llovió 180 milímetros y se inundó todo, y que cada vez que llueven 30 mm o 40 mm ya se pone de bote a bote esta calle”, marcaron vecinos que se autoconvocaron para cortar la ruta provincial 13 para hacer escuchar su reclamo. Allí, en la intersección de Suipacha y la carretera, desde pasado el mediodía de ayer produjeron cortes intermitentes, por unos 20 minutos y dejando transitar de entre 10 y 15 vehículos por mano, en el acceso desde y hacia El Arañado.
Los 280 milímetros registrados entre la medianoche del sábado y la mañana de la víspera inundó de frustraciones y caló en los ánimos de los habitantes de barrios Cáritas, José María Paz y Pagani (además de Lamarca y Plástico). Intentaron llegar a las autoridades y manifestaron quejas y pesares, pero recién cuando se apostaron sobre la ruta que une a la ciudad con Pilar y de allá a Córdoba capital, pudieron comenzar a supervisar los trabajos de dos retroexcavadoras y esperaban por la prometida llegada de otra. Una pala oruga trabajaba en un terraplén en la zona del basural para intentar frenar la corriente de masa hídrica derivada de campos del oeste, Carrilobo, Pozo del Molle y el paraje El Jumial.
Los sectores periféricos de Las Varillas acumularon más de un metro de agua en las calles y en el interior de varias casas alcanzó el medio metro, según autoridades provinciales que relevaron el lugar.
“Esperamos que la Municipalidad tome las medidas necesarias”, indicaron los vecinos que encabezaron la protesta, mientras por lo bajo mencionaron que la administración que dirige el intendente Juan Pablo Rujinsky se negaba a romper algunas calles de acceso y derivar las aguas al canal. También se especuló con romper la ruta 13 para que el agua no dependiera sólo de su paso por los alcantarillados. Entre la multitud que manifestaba, el presidente del Concejo Deliberante Municipal, José Dabene, medió para intentar mantener la calma. Los vecinos reiteraron en varias oportunidades la destacada labor de los Bomberos Voluntarios, desde las primeras horas de lluvia y de la Policía de la Provincia de Córdoba, que patrulló las primeras 48 horas. También la fuerza policial asistió al punto de conflicto con un grupo antichoque.
Bajando de la ruta por Suipacha, donde la postal más triste justificaba con realidad el reclamo, los vecinos salían con algo de ropa seca o se dirigían a almorzar a media tarde, por turnos. Allí, una camioneta del Grupo Especial de Rescate y Salvamento (GERS) con asiento en Miramar, acompañó con personal y dos kayaks al arquitecto Luis Arrigo y la trabajadora social María Victoria Grau, de la Dirección de Emergencia del Ministerio de Desarrollo Social. Los profesionales relevaron unas 50 viviendas donde no notaron daños estructurales por tratarse de “viviendas relativamente bien construidas”, también revisaron el problema de pozos ciegos (negros), aunque expresaron desconocer con precisión el nivel de las napas. Mencionaron que las mayores pérdidas se dieron en lo que hace a muebles, colchones, ropa, etcétera. Confirmaron que la cantidad de evacuados llegó a las 25 familias, aunque por la noche del domingo ya muchos retornaron a sus casas por temor a robos.
Las autoridades municipales y los funcionarios provinciales adelantaron la llegada de dos bombas extractoras de significativa potencia, de las denominadas arroceras.
Como parte del operativo frente a los barrios anegados, se dispuso el normal funcionamiento de Paicor y se habilitó un segundo comedor para los padres de los chicos. Varias de las disposiciones estuvieron agilizadas por el ministro de Gestión Pública, Manuel Calvo, oriundo de Las Varillas. De hecho, durante la jornada del domingo afirmaron que arribó un camión con 100 colchones y 100 frazadas para los damnificados.
“Queremos que nos escuchen. Pedimos una solución, que lleguen las máquinas que sean necesarias y se pongan urgentes a trabajar. Esta no es una protesta en contra de nadie”, confió Julio.
Dabene se lamentó porque “hay mucha agua, se hacen los terraplenes, pero es difícil arribar a soluciones urgentes. Ahora el municipio acaba de declarar la Emergencia Hídrica. Eso permitirá que trabajemos en soluciones junto con la Provincia”. También agradeció “que el ministro Calvo estuvo siempre a la altura brindando su apoyo”.
Apostillas...
Dos espectáculos musicales estuvieron involucrados de alguna manera con las intensas lluvias y sus consecuencias en Pozo del Molle y Las Varillas. Y se trata nada menos que de los artistas más convocantes del verano festivalero.
Por un lado, Abel Pintos postergó para anoche su actuación en Las Varillas, como número central de la segunda noche del Festival Nacional de la Maquinaria Agrícola, en su primera edición. El show se concretaba anoche desde las 22.30 en el salón de la Asociación Católica de Obreros (ACO). El artista llegó ayer pasadas las 16 por ruta 13 y el enorme motorhome debió sortear el corte de los vecinos. Uno de los organizadores avanzó delante del colectivo manifestando una plegaria ante el reclamo de ayuda de los manifestantes porque escurran las aguas.
Al suspenderse el show de Abel en la medianoche del sábado, y a pesar de haberse cortado unas 2.500 entradas, parte de ese público que al parecer retornaba a su hogar por ruta nacional 158, decidió hacer un parate para disfrutar de Los Manseros Santiagueños, en el salón de Fundación Pozo del Molle. Pero el grupo, ante unas 2.200 personas declaradas en boletería, desandó seis canciones y se negó a continuar su espectáculo porque la condensación de vapor en el techo (quizás por las condiciones climáticas impuestas ya por la lluvia y la masa de público dentro) comenzó a dejar caer gotas sobre el escenario, tornando un tanto peligroso el desarrollo con los equipos eléctricos de sonido.