Señor director:
Hola a todos los lectores de este valioso espacio. Estoy escribiendo para realizar exposiciones sobre esta, yo diría, sobrepotente sociedad en la que algunas personas muestran sus peores reacciones.
Mi historia es la siguiente: aproximadamente a las 18.30 del pasado 1 de abril me dirigía en mi moto hacia la Asistencia Pública e iba con mis dos hijas pequeñas, por no dejarlas solas en casa. Ellas llevaban los cascos puestos y yo no, pero era una emergencia mía porque estoy con un problema de salud.
En el momento que estaba llegando a la esquina de Catamarca y Chile venían por esta última dos oficiales de Tránsito que conducían un Fiat Siena con patente DNL 045. Automáticamente frenaron el automóvil en medio de la calle, por lo cual yo más todos los vehículos que transitaban por el lugar tuvimos que frenar automáticamente antes de que se produjera una terrible tragedia.
De inmediato comenzaron a gritarme, una y otra vez, que se bajara una de mis hijas de la moto, mientras todo el tránsito se mantenía a la espera con fuertes bocinazos. De repente exclamé el grito “déjenme estacionar, por favor, ¿no ven que estoy en medio de la calle con dos criaturas?”. También oí gritos hacia ellos por parte de la gente que estaba en las veredas, hasta que por fin dieron paso.
Bajé a mis hijas en la esquina, me dirigí con mi moto hasta el estacionamiento que está enfrente a la Asistencia Pública y me volví caminando para hablar con ellos, los agentes, pero como cometieron un terrible abuso de autoridad se dieron a la fuga automáticamente, entonces acompañé a mis nenas a casa y les dije que me esperaran unos minutos.
Me dirigí hasta la Policía municipal y allí me informaron que me dirija a Tránsito. Cuando llegué allí entré a la oficina en donde había una mujer, de la cual no sé el nombre, y me preguntó por qué motivo estaba allí. En cuanto comencé a contarle, salió uno de los oficiales de una oficina de atrás y comenzó a gritarme nuevamente como si estuviese drogado o alcoholizado, entonces tuve que pedirle, casi a los gritos, que por favor me escuchen, pero siguió gritándome.
Entonces, en un tono más alto de voz, le dije que casi provocan una tremenda tragedia y le pregunté por qué no me había hecho una multa si yo estaba conduciendo en infracción. Pero este señor no entraba en razones, siguió gritándome barbaridades mientras todos miraban y nadie decía nada. Le pedí respeto aludiendo que soy una mujer, pero no hubo forma. Por último le pedí que me diera su nombre y se negó rotundamente, entonces les dije que haría la denuncia con la patente del auto, el cual ya estaba allí.
En cuanto me dirigí hacia el vehículo para tomarle la patente, salió otro oficial a decirme que no le saque fotos al auto. Le contesté que no iba a tomar ninguna foto, sólo fui a ver su patente, ya que ninguno de ellos tenía nombre y debía hacer la denuncia.
De inmediato este individuo llamó a la Policía y le pidió que vayan a buscar a una loca que estaba allí gritando. Como ya tenía el número de patente, salí caminando mientras esta persona gritaba “apúrense que se escapa”, pero no sé si era real o si lo estaba haciendo para que me vaya del lugar.
Está de más preguntarse por qué no hice la denuncia y decidí hacer pública esta desafortunada situación que me tocó vivir. Sí le pregunto a las autoridades, a los políticos, al señor Mulinetti que está encargado de Tránsito o al señor Ferreyra, ¿por qué tanto abuso de autoridad?, ¿por qué tanta demagogia?, ‘¿por qué habiendo tantas infracciones, como las que había en ese lugar con todos los vehículos estacionados en línea amarilla, no hicieron nada? ¿Qué hubiera pasado si con la actitud de estos llamados agentes de Tránsito se producía un choque múltiple en cadena y alguna persona resultaba herida o muerta?
M. D. R
DNI: 25.561.227