Los imprevistos del fútbol, puestos en un clásico, se magnifican para bien o para mal. Y ayer Alem y Alumni lo vivieron en carne propia en la Leonera, donde un gol sobre el final, por un yerro del arquero visitante, Nicolás Oro, le permitió al local “salvar la ropa” y dejó al “Fortinero” cargado de rabia porque, con uno más en cancha, se le escapó lo que hubiese significado un triunfo inolvidable.
El 1 a 1 final, con esa cuota de angustia en los minutos de cierre, ocultó un poco lo mal que jugaron los dos equipos, sobre todo Alem, que lo empató de puro guapo, aún sin tener grandes motivos para sostener un buen resultado.
El tema es que, a los 45 minutos del segundo tiempo, cuando Alumni ganaba con cierto tono de justicia -por las situaciones que generó en ese complemento-, una pelota frontal y desde el fondo parecía caer en las manos de Oro. De hecho, el portero salió con confianza y le pegó el grito a su compañero Juan Salort porque, en verdad, la pelota era para guardarla entre las manos. “Míííía”, soltó el “uno”… Pero no fue suya. El balón viboreó entre las manos y el pecho, quedó picando y José Ledesma, con alma de goleador, sólo tuvo que empujarla para igualar el tanteador y calmar un poco las “fieras” detrás del alambrado, donde ganaba la preocupación por el mal juego del local.
Mal de ausencias
Diferente se hubiese plasmado el clásico si ambos entraban completos. Porque ni Alem (sin Cristian Agosto, Claudio Grande, Ricardo Juárez y Pablo Fernández) ni Alumni (sin Sebastián Godoy, Mijhail Colombo y Daniel Ramírez) pudieron contrarrestar ese mal de ausencias con una mejor propuesta.
No obstante, a Gustavo Miranda le cuadró mejor el panorama cuando colocó a Leonel Strumia como volante central para trasladar mejor la pelota ante un Alem que no hizo pie en el medio.
Apenas algún firulete de Maximiliano Le Roux o una guapeada de José Ledesma, alentaban la intención del “León”.
Más allá de esto, el primer tiempo entró en el terreno de asquerosidad. Ninguno impuso su juego y la pelota fue un obsequio permanente, en la misma medida que fueron creciendo las piernas fuertes y las faltas infantiles ante un árbitro (Maximiliano Stevenot) que se lesionó en la mitad de la primera etapa y, a pesar del dolor, siguió en la cancha.
Lo mejor radicó en las corridas penetrantes de Nicolás Gayoso porque complicaron a una defensa de Alem que anduvo más lenta que de costumbre. Y así, el delantero generó tiros libres cerca del área de Alem que Alumni no pudo capitalizar de la mejor manera.
Ataque voraz
El inicio del segundo tiempo presagió otra historia y fue todo de Alumni. Porque Alem intentó jugar más adelante, pero no contó con la astucia de la dupla de ataque rival para explotar sus espacios.
Con Gayoso rápido y Federico Depetris picante, Alumni tuvo tres ocasiones en menos de cinco minutos. A los 2’, “Fede” armó una jugada personal formidable, definió de zurda y la pelota se fue besando el palo. A los 4’, otra vez Depetris recibió de Gayoso, definió por arriba del arquero, pero tan desviado que el propio “Nico”, exigido, quiso corregir y le erró el arco.
Pero a los 5’ llegó el gol, nuevamente con Depetris picando por el medio hasta controlar el balón en la puerta del área para colocarlo, con derecha, al palo más lejano del arquero Julio Giraudo.
Alem esbozó cierta mejoría con el ingreso de Lucas Morre, pero se complicó cuando Nicolás Pedernera, después de pegar un codazo que sacó de la cancha a Ponce, vio la roja directa.
Entonces daba la impresión que el clásico se encaminaba desde la Leonera para “Villa Aurora”, después de mucho tiempo.
El atrevimiento de Federico Segura, los piques de Gayoso (que se perdió el segundo) y la manija de Strumia se tornaban una encrucijada para el “León”.
Sin embargo, Alem llevó el partido con el corazón, a pura garra, con un buen ingreso del pibe Matías Girardi y un “gordo” Ledesma con hambre de gol.
El arquero Oro se mostraba seguro y hasta actuó en una acción del propio Ledesma y luego de Le Roux, a los 43 minutos.
Quiso el destino -y los imponderables del fútbol- que el propio guardametas se equivocara en esa jugada desafortunada del final. En realidad, los arqueros saben mucho de su puesto ingrato. Como también sabe Alem sacar adelante este tipo de clásicos.
La figura
Nicolás Gayoso. En un partido sin grandes actuaciones individuales, sobresalió lo del delantero de Alumni porque su velocidad complicó siempre a la defensa rival, además de algunas asistencias a su compañero Federico Depetris. En Alem, lo más claro fue de Le Roux, aunque sin brillo.
El árbitro
Maximiliano Stevenot. Fue condicionado por una lesión que sufrió en el primer tiempo. Intentó seguir, pero se equivocó en varias. Frenó a Ledesma por una falta que no existió cuando se iba para el gol en el PT. Debió echar a Vega y no lo hizo (apenas le sacó amarilla) cuando le aplicó una patada alevosa a Segura. El juez también dejó pasar varias infracciones que eran para amonestación. Echó a “Nico” Pedernera gracias a su asistente (que vio la agresión).