Señor director:
No se qué pasa con los boliches de Villa María. El sábado por la noche, siendo aproximadamente las 3 del domingo, fuimos con unos amigos a Rouge. Allí un policía joven nos preguntó las edades -las cuales eran 21, 20, 19 y 18- y le dijo al personal de seguridad -cuando íbamos pasando- que nos pidiera el documento. Nos preguntó nuevamente la edad mientras nos decía que pasaban sólo los mayores de 21. Cuando uno de nosotros demostró que tenía 21 años, nos dijo que teníamos que estar en la lista para poder ingresar. Estas excusas son completamente discriminatorias, ya que si bien éste es un espacio privado, no deja de brindar un servicio público.
Lo que no logro entender es cuál es la cuestión por la que soy o somos discriminados. ¿Será que mi camisa no era de marca? ¿Tendré mi piel distinta a las otras? ¿Mi cara no coincidía con las que seleccionaba el seguridad privado?
Presentaremos la denuncia correspondiente en el Registro de Empresas y Trabajadores de Control de Admisión y Permanencia (RENCAP) y descartamos las acciones legales contra el establecimiento, debido a que un asesor jurídico nos advirtió que no convenía tomar curso legal contra el establecimiento.
Pero sí decidimos tomar un papel mediático de la situación, hacer público el hecho, ya que la discriminación no puede tener lugar en la actualidad, y solicitamos a las distintas autoridades locales, tanto de Villa María como de Villa Nueva, que empiecen a controlar esta situación, total y completamente discriminatoria.
¿Qué legado pueden dejarnos a nosotros, si los adultos son los que nos maltratan de esa manera? Nos marginan por no formar parte de cierto estatus. Esperamos una respuesta por parte de las distintas autoridades de la ciudad, ya que ésta no es la primera vez que nos ocurre algo similar. El 19 de julio de 2012 presentamos una denuncia en este medio por discriminación hacia nuestras personas en Jet-Set, por parte de un cabo de la Policía, al cual también denunciamos en RENCAP y en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
Vuelvo a acentuar mi repudio contra de la discriminación. Como joven, sólo busco divertirme de la manera más sana posible y a menudo somos víctimas de la discriminación, dejando de manera permanente secuelas que no se olvidan y que a uno lo marcan, llevándolo a pensar si seguir saliendo o no.
Misael Ogas
DNI 35.670.999
Planes de unión y confianza
Mi nombre es Jorge Alberto Sosa y el de mi señora es Liliana Orellana. Hace 38 meses atrás, nos encontrábamos en el centro comercial híper Libertad y la empresa Motcor nos ofrece un vehículo a elegir. Nos presenta un plan de pago que comenzaba con 600 pesos por mes para un intervalo de 10 cuotas; seguido de 10 cuotas más de 800 y las restantes cuotas (80) de 1.000 pesos. A nosotros nos pareció accesible, ya que nunca íbamos a tener 80 mil pesos juntos para comprar un vehículo, así que comenzamos a abonar dichas cuotas, con la posibilidad de licitar después de la 12º cuota, con un monto no mínimo de 10 mil pesos. En caso de no licitar, la empresa Motcor -hasta el día de hoy hace gala de ello- es la única que entrega el rodado en la cuota 36.
Nosotros, como ya hemos llegado a la cuota 38, solicitamos la entrega del mismo, y hemos obtenido una negativa. Es decir, no quieren entregarnos el vehículo porque nos piden recibo de sueldo, garantía y unas cuotas adelantadas, siendo que en el momento de la venta a nosotros se nos preguntó si teníamos tarjeta y poseíamos una Visa y, a través de esa tarjeta, nos vendieron el auto, descontadas directamente desde la cuenta. Nunca los vendedores -en aquella oportunidad- nos advirtieron que para retirar el auto necesitábamos esos requisitos. La persona que nos atiende ahora para retirar el vehículo reconoce que el vendedor nunca va a decir todo lo que necesitamos para retirarlo ni las trabas que se ponen, ya que no venderían ni un rodado.
Frente a lo cual mi familia se siente estafada porque nos han sacado tanto dinero en estos tres años y medio casi, trabajando nuestro dinero, enriqueciéndose con él. Ahora nos dicen que si dejamos de pagar, dentro de cuatro o cinco años nos devuelven algo del dinero invertido. De esta forma, esta empresa pone en distintos puntos de la ciudad a hombres y mujeres entrenados previamente para apoderarse del dinero de gente obrera como nosotros, que ve una linda oportunidad para llegar a su vehículo, no mostrándole el lado oscuro de la operación para que cuando el damnificado haga su reclamo, ellos le digan que en las letras chicas está todo esto, obrando de mala fe, abusando de la confianza de la gente, porque uno qué sabe que estas personas salen a hacer estas cosas.
Por eso rogamos a las personas dañadas que se comuniquen con nosotros para tomar las medidas necesarias y luchar por ese dinero perdido y no dejar que sigan haciendo daño a todos los trabajadores (familia Sosa, teléfono 4533909). Gracias.
Jorge Sosa y
Liliana Orellana
