Escribe:
Gustavo Ferradans
(De nuestra redacción)
El partido entre Villa María y Regatas se vivió intensamente. En la cancha y en las tribunas
Los locales además de buscar la victoria para quedarse con el “uno” de su zona, pretendían vengar la derrota sufrida cuando visitaron a los correntinos.
Los visitantes pretendieron ensuciar el juego durante todo el partido, enrarecer el clima del mismo, con provocaciones a rivales y espectadores, peleas red de por medio, quejas por todo (con los árbitros, por la altura del techo del Salón, por el cansancio del viaje). Salvo en el tercer set que se relajó y entró en el juego que proponía el rival, en el resto del partido Villa María demostró ser un equipo más consistente, con una idea acababa de lo que juega, con un voleibol vistoso y contundente.
La explosión de la alegría del final fue toda villamariense, pero un payasesco Rodolfo Fernández (el de la camiseta número 4) buscó convertirse en protagonista de la noche yendo a provocar a un par de espectadores villamarienses. El mismo jugador lanzó un par de golpes de puño contra éstos y por suerte el accionar de la policía evitó que pasara a mayores.
Marcos Goicoechea, el entrenador de Regatas, en lugar de poner paños fríos, arengó a sus jugadores a persistir en su actitud, con actitud pedante y provocadora, gesticuló y difamó a los árbitros, acusándolos de estar comprados y sólo cuando ya se iba con su equipo se animó a decir un poco creíble ¡felicitaciones muchachos! a los jugadores villamarienses.
Sin dudas que este grupo de miembros del plantel visitante, lejos están de dejar bien parada a una institución del renombre y el prestigio de Regatas de Corrientes.
La actitud del entrenador Goicoechea, y la de varios de sus jugadores, en especial Fernández, no sólo daña a su institución, sino que lastima al espíritu del deporte, es un mal ejemplo para sus dirigidos y ensucia la esencia de todo del juego.
Estas provocaciones, determinaron que el supervisor de ACLAV y los árbitros tomaran debida nota e informaran al “4” de Regatas (Rodolfo Fernández). Por su actitud provocadora, hostil y desubicada, le debería corresponder una sanción.
Por ir a provocar a un par de espectadores del equipo rival (en este caso Villa María Vóley), no le debería caber otra que la Ley Nacional del Deporte, de la que tanto se habla y de la que poco y nada se aplica.
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