El jueves 27 de febrero, Villa Nueva y Villa María vivieron sus horas más críticas de la última década. La histórica crecida del río Ctalamochita comenzó a amenazar el casco urbano más antiguo de la localidad, en el marco de un desborde impresionante de las aguas.
En ese contexto, el intendente Guillermo Cavagnero decidió romper la ruta provincial 2, aún sin permiso del Gobierno cordobés, pero amparado en el consejo del fiscal Francisco Márquez, quien subrayó que la competencia “es concurrente” entre Provincia y comuna. Esta arteria hacía de contención del agua, que ya había tapado Villa Oeste, ganaba campos de la ciudad y desafiaba a los demás barrios. Por eso, se tomó la determinación de demoler la carpeta asfáltica de la ruta y así descomprimir la situación, más allá de que al día siguiente finalmente el río cruzó toda la localidad. Todos coincidieron en decir que las consecuencias hubiesen sido peores sin esa rotura, que posibilitó el desplazamiento del caudal hídrico hacia lugares que eran paleocauces del Tercero, esencialmente hacia lo conocido como “El Zanjón”, un brazo histórico del Ctalamochita.
Anteayer pudo restablecerse el tránsito vehicular normal en este camino, luego de varias semanas en obras. La firma APE SA, que trabajó con entre cinco y diez obreros, colocó tres módulos debajo de la ruta, los que permitirán el paso del agua de un sector hacia el otro. Se hizo bajo la zona que fue demolida (en inmediaciones de la cancha de Alem), precisamente al costado de una alcantarilla que ya existía. “Los módulos son de 2,30 metros por 1,20 metro. Se ha pedido el hormigón para hacer la platea y ayer (por el lunes) se terminó la carpeta asfáltica”, explicó un trabajador a EL DIARIO, que recorrió el lugar en la víspera.