Aldo Avalos asegura que un grupo de agentes municipales le hizo experimentar el peor momento de su vida.
Es que lo que, en principio, fue un reclamo de los municipales por la documentación de un vehículo, se transformó en una fuerte discusión durante la cual Avalos tuvo una crisis nerviosa y presentó un severo cuadro de convulsiones y pérdida de conocimiento.
Cabe señalar que Aldo tiene 37 años y recibe una pensión por discapacidad por padecer, precisamente, epilepsia crónica, enfermedad que ante determinado estímulo produce diversos desequilibrios neurológicos.
“Tengo un Fiat 1600 (modelo 1971) y estaba tratando de buscar estacionamiento sobre la calle San Juan, casi llegando a las vías. Finalmente, pude estacionar frente a un lavadero que hay ahí y nos bajamos junto a mi esposa y mi hijo”, indicó Aldo en el comienzo de un relato con un desenlace lamentable.
“Cuando íbamos hacia el cajero electrónico que está sobre avenida Alem, aparecieron varios agentes de Tránsito y me llamaron para pedirme los papeles del auto. Me volví hacia ellos y les mostré lo que tenía”, expresó el vecino de barrio Las Acacias.
“Lo primero que me reclamaron era que había intentado evitar el operativo de control (que estaba ubicado en San Juan y Sabattini) y yo intenté explicarles que mi intención era otra… quería estacionar e ir al cajero, nada más que eso”, manifestó el vecino en diálogo con EL DIARIO.
A medida que el intercambio de palabras fue subiendo de tono, Avalos comenzó a sentirse mal hasta que, sin poder controlarse, cayó al piso.
Sobre la calzada, los efectos del ataque epiléptico en la humanidad de Aldo fueron más que evidentes. La rigidez muscular se combinaba con los golpes en la cabeza y en las extremidades que el hombre sufría contra el asfalto.
“Me descompuse, quedé tirado y ninguno de los inspectores me ayudó. Ninguno de los que estaban ahí -según me cuentan, ya que yo estaba inconsciente- tuvo siquiera la intención de ver qué me pasaba”, relató el reporteado por este matutino.
“Me dejaron ahí, se fueron sin ayudarme, pero eso sí… a la multa me la hicieron por tener la Inspección Técnica Vehicular (ITV) vencida”, subrayó el infortunado vecino.
Sin la ayuda de los referentes de la Municipalidad, la esposa de Avalos y su hijo sólo obtuvieron el apoyo de una pareja de motociclistas que observó el hecho y no dudó en brindar socorro al hombre y convocar de inmediato a un servicio de emergencias.
“Quiero denunciar a todos aquellos que no me ayudaron y me dejaron abandonado como si mi vida no valiera nada. Encima, desde lejos, se reían de lo que me estaba sucediendo”, remarcó el entrevistado que, para abonar la infracción, se gastó casi toda la pensión que recibe mensualmente.
Hoy, en su casa, se recupera de la hemiplejía que le quedó como secuela de aquel fatídico día y espera recibir una disculpa oficial por el maltrato sufrido.