El obispo de la Diócesis de Villa María, Samuel Jofré Giraudo, resaltó que la Pascua, que es la celebración de la muerte y resurrección de Jesús, “es el núcleo de nuestra fe y de nuestro mensaje”.
“Jesús murió por nuestros pecados pero no fue vencido por la muerte. Resucitó. Es lo que vivimos a diario, constantemente, los cristianos, pero es conveniente la celebración anual de este misterio, porque si bien Dios nos está dando la vida todos los días, viene muy bien celebrarlo una vez al año”, declaró el pastor al dialogar con EL DIARIO en su despacho del Obispado.
“La Pascua anual es un momento de gracia y una oportunidad para renovarnos en esta experiencia religiosa. Nos invita a renovar nuestra alianza con Dios”, resaltó.
El alto dignatario de la Iglesia Católica indicó que en esta fecha no sólo se recuerda aquel hecho sino que “lo hacemos presente”. “No sólo se trata de lo que Dios hace por nosotros sino de mi aceptación de ese don; es un pacto, una alianza”, describió.
“Yo acepto vivir como rescatado por la muerte de Jesús. Y acepto el esfuerzo de corresponder a la gracia de Dios para vivir esta nueva vida de resucitado. Es una experiencia religiosa, interior, espiritual, que nos hace presentes en la conciencia de que hemos sido creados, que hemos recibido la vida, y que tenemos un destino eterno”, enunció.
Jofré subrayó que el “primer mensaje del cristianismo no es un código de ética, sino el de que Dios que te creó, y a quien vos ofendés con el pecado, te sigue queriendo. Jesús murió por vos y tus pecados y triunfó, y vos podés triunfar si te unís a Cristo por la fe”.
Tras esto, aprovechó para decir que “conviene que no nos dejemos llevar por las urgencias del momento, social o personales, sino que vivamos las Pascuas como la experiencia espiritual y religiosa del encuentro con Dios”.
“Esta experiencia va a tener muchísimas consecuencias. Muchas situaciones de nuestra Patria nos hacen patente que vivir sin Dios no es sólo un fracaso para la vida eterna, sino que descompone la vida social y personal en este mundo. Cuando no tengo en claro el sentido de la vida, surgen un montón de problemas psicológicos. Cuando no tengo en claro el destino eterno, surgen problemas morales. Cuando no tengo en claro que Dios es mi padre y es el padre del otro, se descompone la fraternidad y la sociabilidad”, advirtió. Por eso, animó a la feligresía a vivir las Pascuas, “principalmente en la oración y sacramentos como experiencia espiritual de reencuentro con Dios”.
El purpurado dijo que los problemas actuales de la sociedad “nos hacen patente que necesitamos la experiencia religiosa”. “Renovemos el pacto de fraternidad de nuestra Patria. Se notan signos de descomposición social, que se pueden analizar sociológicamente, policialmente, judicialmente, pero tienen una raíz mucho más honda, que es el de no reconocerme hermano del otro, no reconocer un proyecto común de vida con el otro”, consideró.
Por todo esto, pidió que la Pascua riegue el tejido social. “Esta semana, una madre le quebró la pierna a una maestra... lo de los linchamientos es muy fuerte. En los partidos de fútbol, no se juega con la hinchada visitante. El deporte es, por definición, un encuentro, y nosotros hemos decidido que sea el momento del desencuentro. Puede parecer un pequeño detalle, pero es el signo de un fracaso nacional”, opinó.
“Necesitamos entendernos. En Villa María tenemos buen ambiente, gracias a Dios, en comparación con lo que se vive a nivel nacional y en la ciudad de Córdoba, pero no nos dediquemos sólo a conservar esto, hay que hacerlo crecer”, pidió. Para eso, convocó a “vivificar las almas y a partir de la experiencia de ser perdonado y recogido por Dios, que todos asumamos como tarea recojer al hermano, reconocerlo y ayudarlo”.
Además sostuvo que quienes linchan a ladrones, “también son producto de la sociedad, porque en ese momento se convierten en delincuentes, para los cuales vale el mismo razonamiento que se hace sobre los ladrones”.