El obispo de la Diócesis Villa María, Samuel Jofré Giraudo, fue el encargado de realizar ayer las misas correspondientes a las Pascuas en la Iglesia Catedral.
En ocasión de brindar la primera de las ceremonias, temprano por la mañana, recordó la “vigilia pascual” desarrollada en la víspera, donde se encendió con velas la oscuridad del templo.
Aludió a la “oscuridad” como sinónimo del demonio, el pecado y la muerte.
“Cristo vence al pecado y busca al hombre para que sea renovado y no al revés”, indicó.
Del mismo modo, planteó que Jesús logró, a través de la resurrección, “cambiar a la muerte por un signo de esperanza”. “La resurrección es el motor de nuestro vivir”, agregó.
Asimismo, subrayó, en el terreno de la vida cotidiana, que “los bienes materiales deben ser tomados como un medio y nunca como un fin. Un corazón que se haya ligado a los bienes materiales no ha contenido a Cristo”.
“Lo material -sentenció- está sumergido en las tinieblas”.
Luego enfatizó las cualidades de la ceremonia al destacar que se trataba de “la fiesta por excelencia del cristianismo, dado que se apoya en nuestra fe, da sentido a nuestra vida y a nuestro dolor”.
En uno de los pasajes cantó unos versos en latín dedicados a la Virgen María.