El docente David Rossi y el preceptor Mariano Donolatto se desempeñaron laboralmente hasta el 28 de diciembre de 2013 en el Instituto Sagrado Corazón. El primero trabajó en esa escuela durante tres años, mientras que Donolatto lo hizo ocho años. 

El cese de sus funciones llegó cuando recibieron un telegrama firmado por Pérez, el que según los profesionales los dejó fuera del colegio “sin invocación de causa”. “No existió reestructuración de personal y los antecedentes laborales son óptimos”, remarcaron en una carta que dirigieron meses atrás al Obispado. 

En el contexto de estos despidos, los docentes hablaron de chantaje sexual y vincularon directamente la decisión de echarlos con el haberse negado a las proposiciones sexuales que habría efectuado el párroco. Hicieron referencia a fotografías del cura en ropa interior y en el envío de material fílmico sexual, además de otras conductas impropias.

El titular de la Diócesis de Villa María, bajo cuya jurisdicción está Oliva, habló por primera vez del caso.

“En diciembre pasado,  el párroco Mariano Pérez me comentó que por razones laborales comunes era necesario despedir a los dos docentes. Me dijo que lo habían dialogado con el director y que estaban totalmente de acuerdo y así se hizo”, señaló el pastor a este diario.

“Las dos personas dijeron que el despido fue una represalia porque no habían accedido a los favores sexuales que el párroco les pedía. Inmediatamente me pidieron una audiencia y a pesar de que el Obispado se encontraba de vacaciones, los recibí enseguida”, continuó.

Según el obispo diocesano, Rossi y Donolatto le dijeron  en aquel encuentro que “no querían escándalo ni dinero, que querían seguir trabajando, por su vocación docente, por querer al colegio y a la Iglesia”.  “Les expliqué que para rever la medida tenían que pedir formalmente y ofreciendo pruebas como ellos decían tener. Les pedí que realicen un pequeño escrito, ellos ya estaban asesorados con abogados así que no les costaba mucho”, prosiguió.

El pedido es parte de “un recurso administrativo, porque en la Iglesia tenemos un orden judicial”. El jefe de la Iglesia Católica consideró que por esa vía “quería conocer las pruebas, pero me dijeron que no, por lo que les respondí que si no lo hacían así,  yo no podía considerar su pedido” de reingreso.

-¿No se encontró con las pruebas?

-Dijeron que las tenían, les ofrecí la posibilidad de ofrecerlas. Ni siquiera es que tenían que hacer una presentación tan formal, jurídicamente las ofrecían y yo las recogía. Y no lo hicieron. No las ofrecieron.

Jofré dijo que le es difícil hablar del tema porque el episodio ha generado malestar y suspicacias en toda la localidad. “Ellos dijeron una vaguedad. Todo el pueblo hoy sabe del supuesto hecho. A mí me interesa mantener el bien común y el respeto hacia las personas”, finalizó.