Las escuelas de Villa María no están ajenas a la problemática que se instaló definitivamente entre cartucheras y cuadernos durante 2013 con la denominación de bullying. Esta nueva terminología con la que se define al acoso escolar es materia de ocupación para las instituciones educativas de la ciudad, sobre todo, con el objetivo de prevenir, y se da con distintas intensidades.
“Es algo que está presente, pero desde siempre, no es algo que haya aparecido ahora, en nuestro caso convivimos con esto trabajando diariamente para contrarrestarlo”, explicó Liliana García, directora de colegio primario Juana Manso.
“Hay cuestiones que surgen, pero no sé si al extremo del concepto de bullying”, contó Marta Wende, directora de la Escuela República de Paraguay, quien añadió: “Pero por más que no lleguen a ser hechos tan concretos, sí tenemos situaciones menores todos los días, que son frecuentes”.
En ese mismo orden, comentó que suceden hechos en el Instituto del Rosario su directora Adriana Vivó. “No hay episodios tan violentos, pero sí menores, que tienen que ver con la relación de los alumnos en el aula”.
Para Liliana Rojas, directora de la Escuela Agustín Alvarez, “existen situaciones de discusión y malestar entre chicos, pero que muy rara vez terminan el golpes”.
García dice que, si bien el bullying no responde a una edad específica, sí nota que “mientras más grandes son, se va percibiendo una violencia más fuerte”.
¿Cómo hacen para trabajar diariamente con esta problemática? La importancia de la figura de la psicopedagoga fue resaltada por todas las directivas, sin embargo, desde las escuelas públicas confiaron que contar con un gabinete psicopedagógico obliga a buscar alternativas. “Un equipo de profesionales es fundamental para un montón de cuestiones que acá las tiene que atender todas el mismo docente”, aseguró Wende.
Lo nuestro es una vigilia constante, tratando de detectar situaciones que puedan derivar en ese tipo de problemas, pero al mismo tiempo buscamos ayudas externas, como por ejemplo, en el dispensario del barrio Belgrano o Pellegrini, que cuentan con psicólogos, trabajadores sociales, y vienen a la escuela cuando se los requiere”, detalló Liliana Rogas, sobre las variantes que encontró la Escuela Agustín Alvarez para trabajar contra el acoso escolar.
En todas las escuelas públicas es similar. Liliana García contó cómo tratan la temática en Juana Manso: “Trazamos una red de trabajo con otras instituciones, porque es algo complejo, pero además es algo que se trabaja diariamente en las aulas, con diálogo y actividades”.
Adriana Vivó, que en el Instituto del Rosario cuenta con psicopedagogas, va más allá incluso y agrega que “hasta se deberían conformar equipos interdisciplinarios en donde también esos equipos cuenten con psicólogos, porque a veces hasta hay situaciones familiares tan complejas que favorecen a este tipo de situaciones, no una rebeldía común, sino algo más profundo, que en el aula se potencian”.
Las docentes destacan, que más allá de que no se registren hechos extremadamente violentos, aunque sí destellos que dejan en evidencia que la problemática está latente, destacan que la clave es “no relajarse” en el trabajo cotidiano de fomentar el diálogo y la convivencia.