Para 1916 Villa María era una flamante ciudad, pues había alcanzado esa categoría mediante una Ley provincial sancionada el año anterior. Durante ese mismo 1915 el diputado Arturo M. Bas, en un proyecto de ley para la creación de un Colegio Nacional, señaló que esta población contaba con alrededor de 14.000 habitantes. Este lugar ya estaba atravesado por varias líneas ferroviarias y, según el mismo legislador: “El movimiento de pasajeros del año 1914” había sido “de 74.560” , en tanto que en los primeros seis meses de 1915 alcanzó 53.766.
Por entonces la ciudad era pujante aunque, como es lógico, su paisaje distaba mucho del actual. Quizás podamos formarnos una idea de la misma a partir de las notas que en ese tiempo la Intendencia remitió a distintos vecinos. Así vemos que abril de 1916 se le reclamó a Vicenta Bajo que en su casa ubicada en la “prolongación de la calle Catamarca” criaba porcinos. Por otra parte se requirió el retiro de 64 cerdos que Carlos Galeagno tenía en la casa de su esposa ubicada en la intersección de la calle “Corrientes -actual Dante Alighieri- y Rivera del Río”. Mediante notas similares también nos enteramos de que muchas propiedades de la ciudad no contaban con veredas. Por ejemplo, a Elvio Pérez se le reclamó la construcción de la vereda en su propiedad, lo mismo se hizo con Manuel Rodríguez y Cia. y también con Bernardo Fernández en su casa de calle Corrientes 638. Incluso la señora Eliza C. de Pereyra en su casona de Corrientes y Mitre, actual sede del Concejo Deliberante, no poseía una vereda adecuada.
Gobierno municipal
Por entonces la administración del Estado municipal estaba bajo la autoridad de una Comisión Administradora presidida por Antonio C. Broggi. Ese órgano de gobierno, también estaba integrado por José M. Maciel, en el cargo de secretario, Silvino Seggiaro, como tesorero, y los vocales Aquiles Repetto y Luis Martínez Chávez. Casi todos de extracción conservadora, diría en una misiva el médico veterinario de entonces. Esta administración estaba empeñada en modificar la fisonomía de la ciudad a partir de la realización de las correspondientes veredas y las tapias de las casas particulares. Para hacernos una mejor idea del aspecto de la ciudad recordemos que para entonces, todas las calles de la misma eran de tierra, ninguna estaba pavimentada. Por otra parte en el municipio constaba el registro de un total de 27 vehículos automotores. De una nota que Broggi le dirigió al jefe político, en junio de 1916, podemos leer quiénes eran los dueños de aquellos artefactos que circulaban por las arterias viales de Villa María. Entre todos los nombres de propietarios figuran los de Carlos M. Ferreyra; Vionet Hnos y Cía.; Rigo Hnos y Cía.; Antonio Aburrá; Ernesto Blanco; Fernando de Marrotte; Carlos Spio; Pedro Razetto; Teófila M. de Colaso; Francisco Sessarego; Domingo Cativelli; Antonio Maggi, etcétera.
Festejos
El 17 de junio se remitió una comunicación a Silverio Vijande, presidente de la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, en la que se le hacía saber que dos días antes la “Honorable Comisión Administradora Municipal de esta ciudad” había resuelto encomendar a esa institución “la formación y dirección de una procesión cívica, el día 9 de julio del año en curso, fecha en que se conmemorará el primer centenario de la Independencia Argentina ”. Por otra parte se le encomendó “la realización de una velada” para la noche del 9 de Julio. Y, por último, se dispuso que las autoridades de la biblioteca evaluara cómo contribuiría a los festejos la liga local de fútbol. Para todo esto, desde el Estado municipal se previó una inversión de hasta 500 pesos moneda nacional.
Poco tiempo después, el primer día de julio, la Comisión Administradora mandó otra nota a Vijande diciéndole que se había resuelto la inclusión “en el programa oficial” de “la velada del Colegio General Belgrano y que el remanente de fondos asignados se inviertan en la compra de ropas para distribuir entre los niños pobres”.
El 7 de julio, luego de una elección en la que salió triunfante, asumió la intendencia municipal Bernardo Seco. Concluyendo así sus actividades la Comisión Administradora. Apenas se hizo cargo de la administración local, Seco lanzó una proclama en cuyo título queda claro el objetivo de la misma. En grandes letras se tituló: “Al pueblo de Villa María. Conmemoración del Centenario de la Jura de la Independencia de 1816” . Luego se señala que de acuerdo al programa confeccionado por la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia “El intendente municipal invita al pueblo a adherir a dicho programa para que las fiestas tengan el realce digno de la gran fecha que se conmemora”.
Otra disposición de Seco que se registra, en relación a la conmemoración del centenario, es la que toma el 8 de julio cuando le escribió a Victorio Baccarí, director de la Banda Municipal de Música, ordenándole que ese cuerpo artístico, durante esa jornada y la del día 9 de julio, se pusiera a disposición de la “comisión de fiestas” de la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia para participar de lo que la misma dispusiera en el marco de los actos que se realizarían para la “conmemoración del aniversario de la jura de nuestra Independencia”.
Fue esta la manera en que el Estado local dispuso la celebración del centenario de la Independencia cuando Villa María, en el catastro aprobado ese mismo año, contaba con 135 manzanas. Claro que no todas con construcciones. Tiempos en que los carros se agolpaban cerca de la estación de tren para conseguir pasajeros.