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Celebrando su último título, el provincial que ganó con Alem |
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Se pinchó la pelota. Y ya se venía venir. Cuando la redonda estaba en el aire se sospechaba; el final se respiraba... Las dos hinchadas dejaron de gritar al mismo tiempo. La cancha se hizo templo y el balón describió una parábola como siguiendo la forma de la cúpula. Ya no gritaban ni los de Newell´s ni los de Alem. El fútbol quedó preso ahí arriba del alambrado olímpico, clavado en las púas. Entonces se detuvieron por instantes los latidos de todos los amantes del juego más hermoso; se pararon los corazones con el de Marcelo y lentamente, muy despacito, desde los cuatro costados comenzó a surgir un aliento sostenido que se hizo oración, rezo, plegaria, llanto, grito, ovación: "No, no te vayas campeón...".
S.V.
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