Un recuerdo que nos anima, nos bendice, nos ayuda y emociona a todos los que tenemos la suerte de conocer a monseñor Damián Bitar y también a los que no, pero ¿leyeron la nota de EL DIARIO del miércoles 30 de abril? (Alude al encuentro que tuvo el obispo de Oberá con Juan Pablo II).

Porque ese gesto, esa vivencia personal, tan profunda, perdura por su valor en el andar misional de un gran sacerdote.

Cuánta emoción habrá anidado y atesorado su corazón generoso al sentirse elegido y al estar tan cerca de Su Santidad.

Cuántas veces en sus avatares de pastor nada fácil en la vida de un sacerdote ante situaciones difíciles de guía, consejo y acompañamiento seguro, lo habrá animado la voz de Juan Pablo II: “No tengas miedo, yo te ayudaré”.

Permítame decir que en éste, nuestro tiempo con decadencia, en que nos estamos mal acostumbrando a ver sin mirar, a leer casi sin sentir la realidad con que a diario convivimos, tan pobre de valores, de educación y principios. De ver el rostro sufrido de la gente y olvidarnos del amor al prójimo. Debemos saber que no estamos solos, las vicisitudes, el dolor, la lucha permanente por la supervivencia material nos hacen bajar los brazos y sólo existir, no vivir ni realizarnos, razón fundamental y, lo peor, perdemos la fe y allí nos encontramos con el miedo.

Pasa que nos olvidamos que hay un Dios que nos ama y quiere que seamos felices. Ah... y que atiende las 24 horas del día y nos espera. Somos nosotros los que no golpeamos su puerta. El aún hace milagros.

“Dios no está lejos de cada uno de nosotros (Hechos, 17, 27).

Es por eso que digo que este recuerdo con cariño de monseñor nos anima y nos alienta a todos a saber y recordar lo que nos dijo alguna vez en momentos de dificultad nuestro entonces padre Damián: “No tengan miedo, que Jesús no los va a soltar de sus manos”.

No estamos solos, y es verdad. ¿No les parece?
 

H. P.

DNI 6.514.917