A las 7 de la mañana de ayer, la primera empleada que fue a trabajar al City Hotel se encontró con la novedad de que las puertas estaban cerradas con un sugestivo cartel: “Cerrado por reformas”.
A las ocho llegó el resto de las trabajadoras y comprendieron que las reformas no eran tales -ni un albañil estaba trabajando-, sino que el hotel céntrico cerraba sus puertas y, en consecuencia, ellas se quedaban sin el empleo con el que sostenían a sus familias.
Por esa razón, se presentó un inspector del Ministerio de Trabajo, Jorge Maldonado, y el secretario general del gremio de gastronómicos y hoteleros (Uthgra), Fernando Gómez.
El funcionario de la cartera laboral logró comunicarse con el propietario del hotel procurando que al menos abone los haberes de abril. “Hagan lo que quieran, no tengo plata”, respondió lacónicamente del otro lado de la línea Juan Carlos Ballabriga, quien desde hace 12 años alquila el hotel de la familia Venosta.
El hotel tenía nueve trabajadores, de los cuales cuatro estaban en negro. Al parecer, una inspección de la AFIP detectó la irregularidad y lo multaron, por lo que Ballabriga apresuró la decisión del cierre.
“Queremos decirle al propietario del hotel que la deuda con la AFIP no la generaron los empleados, sino él; por lo tanto, es injusto que sean los trabajadores los que deban pagar las consecuencias”, dijo Gómez.
Los trabajadores (la mayoría mujeres y con carga familiar) no recibieron ni una notificación para prevenir la situación.
“El sábado (3 de mayo) nos dijo que iba a cerrar los fines de semana, porque la cantidad de gente que se hospedaba no justificaba tener más personal”, contó una de las trabajadoras del hotel que tiene 33 habitaciones.
Se despidieron de Ballabriga ese sábado a las 13, cuando terminaron el turno, y ni una palabra de la decisión de cierre. Al contrario: “Nos vemos el lunes”, fue el saludo. Y el lunes ya no había nada.
“Es desesperante, casi todos tenemos antigüedad y nos bancamos hasta malos tratos para no perder el trabajo. Nos dijo un montón de veces que éramos unas negras sucias y ahora nos sale con esto”, dijo otra de las chicas.
Las historias de los que perdieron su empleo se entrelazan con desesperación. “Hoy tengo que llevar a mi nena al médico a Córdoba y no tengo ni para el pasaje”, dijo una. Otra, está con licencia por un tratamiento oncológico. Su desesperación es perder el trabajo y, con él, la obra social con la que sostiene ese tratamiento.
Para procurar realizar alguna gestión de cobro, fue convocado Ballabriga a una audiencia en el Ministerio de Trabajo de la Provincia, delegación Villa María, para el lunes 12 de mayo, al mediodía.
Cabe señalar que además de los haberes de abril, adeuda vacaciones, aumentos conseguidos para el sector que no fueron abonados y otras acreencias con los trabajadores que, aseguraron, lucharán para seguir adelante.
Cuando las cifras "infladas" no pueden con la realidad
Los fines de semana largo son esperados con gran expectativa por el sector hotelero y gastronómico, dado el perfil turístico que va tomando la ciudad de Villa María. Sin embargo, según muestra la realidad, no alcanzó.
Un relevamiento hecho por EL DIARIO durante la semana de Pascuas en 10 hoteles de la ciudad arrojó que el nivel de ocupación era del 34,5%. La Municipalidad informó que era el 53%, casi un 20% más.
Esta diferencia entre los relevamientos que hacen los medios y los que brindan los organismos oficiales no es sólo en Villa María, sino que también se da en las serranías cordobesas, donde también se “inflan” los números.
En esa oportunidad, cuando llamamos al City Hotel, confiaron que apenas se usaron el 10% de sus habitaciones y argumentaron: “Estamos en pleno centro y no vimos movimiento turístico alguno en la ciudad”.
Los datos resultaban preocupantes y no alcanzaron las cifras optimistas para cerrar las cuentas. Así, al menos, lo interpretó el propietario del City, que se fue en silencio sin cumplir con los mínimos requisitos ante sus empleados que hoy deben pagar los platos rotos.
Patricia Gatti