Sebastián Luna es el párroco de Nuestra Señora de Lourdes,de barrio Florentino Ameghino, desde el 22 de febrero pasado.
Nacido en Bell Ville, viene del Seminario de Río Cuarto, en donde fue formador de futuros sacerdotes y en el que continúa dando clases.
Allí construyó un fuerte vínculo con hombres que llegan con inclinación por el sacerdocio. Dice que “es muy exigente” estar en el seminario, porque “es otro modo de ser cura”.
“En general nos preparamos para ser párrocos, pero en el seminario uno está en una comunidad mucho más chiquita, delimitada, con un objetivo muy concreto, y que reclama capacidades espirituales e intelectuales. Supone mucha preparación espiritual y académica”, señala al recibir a EL DIARIO en la parroquia de Lourdes.
Luna ha realizado cursos para este desafío y compara el seminario actual con el de su época. “Hoy es muy distinto al que yo tenía, en muchísimos aspectos. Sobre todo ha cambiado en materia humana. Los muchachos que llegan tienen familias no destruidas pero sí con muchos problemas, como el resto de la sociedad”, cuenta.
Observa “la pérdida de fuerza de lo que significan las verdades, las convicciones. También el valor del para siempre, el que se ve en los matrimonios, que también es un para siempre y en candidatos al sacerdocio”.
- ¿Qué dudas e incertidumbres se plantean a los seminaristas?
- Dudas de todo tipo... las crisis son a la medida de cada uno, no hay crisis estándar. El desafío más grande está en orden al discernimiento, a escuchar qué es lo que Dios quiere. Luego, saber qué es lo que ellos quieren.
Hay un autor que dice que con tanta oferta el deseo queda saturado y uno termina no sabiendo qué es lo que desea. Pasa con los canales de televisión, hay tantos que no sabemos qué queremos ver. Esto pasa también con las cuestiones existenciales, se necesita saber lo que la persona quiere y eso es un proceso o camino.
- Mientras usted estuvo, ¿muchos han dejado? ¿Por qué razones?
- Pocos han sido los que han entrado. La cantidad de abandonos es relativa. Hay quienes tienen que dejar porque no es su camino y lo mejor que les puede pasar es que lo dejen y que lo dejen bien. Significa que uno ha descubierto la voluntad de Dios.
Otros se van sin haber cerrado bien el proceso, sin tener en claro qué es lo que ellos quieren.
- ¿El celibato influye en el abandono?
- Del celibato se conversa, necesariamente. Es dificultoso, y tiene muchas aristas. Es un carisma, es parte de la vocación, aparece como vocación, como don, como dificultad, como aprendizaje. Así como los novios tienen que aprender la fidelidad, los seminaristas aprenden el celibato. En algunos momentos se descubre con gracia, como don.
- ¿Por qué hay una ausencia de vocaciones?
- Se pueden decir muchas cosas pero no se puede simplificar el problema. Algunos opinan que hay una ausencia de cultura vocacional, que todos los cristianos tenemos que preguntarnos qué es lo que quiere Dios de nosotros. Otros intelectuales piensan que la ausencia de vocación tiene que ver con la falta de testimonios de los curas, algo que puede ser, sin embargo creo que Dios llama más allá de nuestro testimonio sacerdotal.
En Villa María teníamos un clero viejo en su mayoría y bastante desunido y en la época de (monseñor Alfredo) Disandro llegamos a ser cuarenta personas en el seminario.
Sin dudas, el testimonio sacerdotal ayuda pero no necesariamente es así.
Otros opinan, y me parece más peligroso, que la ausencia de vocación tiene que ver con una cuestión ideológica. Han habido en México y Chile sacerdotes que han tenido un perfil muy alto a nivel mediático, muchísimas vocaciones y luego se los descubrió en casos severos de pedofilia. Para mí, la cuestión ideológica no tiene que ver con la vocación.
- ¿En cuánto ha influido el Papado de Francisco en las vocaciones?
- Estamos esperando el efecto. Con las dos visitas del Papa Juan Pablo II hubo una oleada muy grande de vocaciones, y creo que la figura de Francisco es igual o un poco más significativa para Argentina, pero todavía estamos esperando el efecto. Al menos a los que ya están en el camino de la vocación sacerdotal entusiasma muchísimo, esperemos que le pase esto a los que se están preguntando.