La vicepresidenta del comité villanovense de la Unión Cívica Radical, exconcejala y exprecandidata a intendente, Sandra Bailone, entregó a EL DIARIO una carta abierta, a través de la cual solicita el cambio del horario de las sesiones legislativas, algo en que vienen haciendo hincapié algunos vecinos.
La misiva es la siguiente:
“Bien sabemos que el Concejo Deliberante es la única institución que representa a todos los sectores de la comunidad, llamada popularmente la Casa del Pueblo. A través de una elección, el ciudadano con su voto escoge a los concejales que van supuestamente, entre otros deberes, a velar por sus derechos e intereses.
En cada sesión, guiada por un Orden del Día, se tratan los distintos temas y se ofrece (mediante la Palabra Libre) la posibilidad de que los ciudadanos se expresen, proponiendo cambios, realizando quejas, propuestas o planteando distintas situaciones.
Cada sesión arroja actas que documentan las diferentes posturas de los concejales y la participación de los ciudadanos con sus requerimientos.
En nuestra ciudad acontece algo muy relevante si es observado con una mirada democrática: durante el período 2007-2011 se retiró de las actas -que reflejan lo que ocurre en cada sesión- todo lo expresado por los ciudadanos durante la Palabra Libre, o sea que no consta su queja o aporte en estos documentos.
Esta medida deja en claro que la expresión de los ciudadanos nada importa en la supuesta Casa del Pueblo.
Hay otra cuestión que no es un dato menor: se supone que la sesión de cada semana debe realizarse en un horario que permita la asistencia de los miembros de la comunidad, ya que la mayoría debe cumplir con horarios laborales. Es importante destacar que las sesiones se están realizando a las 9 de la mañana o en horarios que dificultan la asistencia de los villanovenses. Sin dudas les resulta una buena manera de que los habitantes no se enteren de las decisiones que se toman, ni tampoco de las posturas de cada concejal.
Señores, claro está que los concejales, oficialistas u opositores, debieran dar cabida al reclamo de cambio de horario de las sesiones, ya que se supone que si ese edificio es “nuestra casa”, ese es “nuestro Concejo Deliberante” y esos señores que están en cada banca “nuestros concejales”, entonces deben adaptar el horario de cada sesión al del trabajador, salvo que la asistencia de la gente sea, para ellos, irrelevante, o les resulte conveniente que las determinaciones que se adopten queden en el anonimato y sin la interrupción de ese señor llamado “pueblo”“.