“Cuando hablo, no me escuchan” fue tal vez el argumento que más circuló de boca en boca al principio de la reunión-debate que mantuvieron el pasado jueves por la noche alumnos y profesores de los establecimientos educativos Escuela Nocturna “Doctor Ricardo Rojas” en el CENMA 96 extensión áulica barrio San Martín, preocupados por los hechos de violencia con uso de armas de fuego que se han registrado en los últimos días en los sectores periféricos de la ciudad, barrios que habitan la mayoría de las poblaciones estudiantil y docente de ambas instituciones.
La Ley 10.150
La convocatoria fue realizada por la directora del Ricardo Rojas, Alicia Kiffel, anclando la idea a la Ley Provincial Nº 10.150, que declara al 7 de Mayo como “Día de la Promoción de la Palabra y la No Violencia en el espacio público”.
En ese marco, y como actividad de articulación entre niveles de la modalidad Jóvenes y Adultos, se abrió un espacio de reflexión teniendo en cuenta que la convivencia es una construcción colectiva de la que son responsables todos los actores de la comunidad educativa y se enfocaron en que la importancia radica en tomar la palabra como la herramienta esencial para la resolución de conflictos, relacionarnos, construirnos e identificarnos como sujetos sociales.
Poder ponerlo en palabras
Si bien tanto alumnos como profesores estuvieron de acuerdo en que esta primera reunión (piensan hacer otras) fue exitosa, ya que finalmente se consiguió dialogar ordenadamente y que cada uno expresara sus pensamientos, tanto el tema que los convocaba como la composición del grupo fueron elementos conflictivos.
El debate fue tenso. Las diferencias generacionales (la franja etaria del alumnado va de 19 a 55 años) y los distintos roles sociales que ocupan los alumnos -algunos son chicos a quienes la Policía tiene sindicados como delincuentes o potenciales delincuentes, algunos están judicializados y otras son, por ejemplo, esposas de policías- fueron dos elementos que contribuyeron a la tensión.
Muchos de los presentes tuvieron reclamos para con las autoridades, no sólo locales, sino provinciales y nacionales (se sienten abandonados) y no solamente del ámbito policial o judicial, sino también político.
Yo opino, vos opinás
Sin embargo, con el correr de los minutos y a pesar de la tirantez imperante, se logró un clima de dialogo que conoció su pico más alto cerca del final, cuando un asistente dejó caer la frase “disculpame, pero no estoy de acuerdo con lo que vos decís”.
Puede parecer algo trivial y hasta obvia esa manera de dirigirse a un semejante, sin embargo, es algo que se da menos de lo deseado.
Uno de los objetivos que se proponían alumnos y docentes era promover la reflexión en torno al valor de la palabra como herramienta esencial para la resolución de conflictos.
Objetivo logrado
Mediante la lectura de artículos de diarios locales se habilitó la reflexión acerca de los hechos de violencia ocurridos en los barrios comprendidos en el radio de ambas escuelas y de los que provienen nuestros estudiantes.
Y tuvieron voz aquellos chicos involucrados en tales hechos para que pudieran recapacitar sobre sus hábitos y actitudes frente a los pares.
También se elaboró un documento con la consigna: “Las palabras nos ayudan a...” y se confeccionaron grafitis que serán expuestos en lugares visibles de la institución.
Diálogo, no violencia
Finalmente, cada quien pudo expresar su postura y visualizar la problemática en la que están inmersos.
La realidad que les toca vivir es tan violenta como compleja; la presencia insoslayable de la droga en la populosa barriada, aunque nadie la mencionó abiertamente, sobrevoló por momentos el diálogo. Pero hubo diálogo y acuerdo: todos coincidieron en que “vamos a seguir con el debate”. Todos, finalmente, optaron por el diálogo y la no violencia; aunque más no sea por espacio de un par de horas.