Alicia Schneider, una de las fundadoras del grupo de padres que han perdido hijos, abogó ayer por “un mundo mejor, sin violencia”.
Al hablar en la celebración de los 20 años del grupo Renacer de Villa María, la riocuartense sostuvo que “vivimos en una sociedad muy violenta, tal vez siempre ha sido así, pero hoy se percibe así a través de los medios de comunicación”.
Renacer realizó su reunión pública anual en el auditorio Sobral en horas de la mañana y luego realizó una suelta de globos en el teatrino ubicado en las inmediaciones. El encuentro pobló el recinto de avenida Mitre, con familias de nuestra ciudad, la región y también de otras provincias.
Alicia y su esposo Gustavo fueron los últimos oradores de la reunión, y se mostraron preocupados por las manifestaciones de violencia en hogares y escuelas, y pusieron de relieve que Renacer “no es sólo un grupo de ayuda mutua entre padres que han perdido a sus hijos” sino que “tenemos la responsabilidad como movimiento de llevar adelante una tarea preventiva, que es sumarnos a la prédica por un mundo mejor”.
“Debemos procurar en todas nuestras acciones la tolerancia, la unión, la reconciliación y el encuentro”, expresó, “y no ser vehículos de ningún tipo de violencia”.
Asimismo, remarcó que “el violento también sufre, no tiene paz”.
Alicia y su marido Gustavo Berti fundaron Renacer hace un cuarto de siglo y su idea se imitó en infinidad de lugares del país y del mundo.
La reunión, matizada por música, baile y vítores a los distintos oradores, culminó con aplausos “a nuestros hijos, no sólo a los que partieron antes que nosotros, sino a los que están aquí acompañándonos”.
Si bien Renacer nació como grupo de autoayuda, desde hace tiempo se ha cambiado este término por el de ayuda mutua. “En la elección del término ayuda mutua por sobre autoayuda hemos respetado el concepto frankleano de la felicidad como resultado y no como meta, y consideramos que la ayuda a uno mismo es el resultado de una tarea adecuadamente cumplida que consiste en la ayuda a un hermano que sufre y en ese proceso de ayudar a otro me ayudo a mí mismo en una tarea de ayuda mutua. Esta vuelta de tuerca existencial que va de “recibir para después dar” (tan frecuente en los “preámbulos” de grupos de autoayuda) hacia el “dar para recibir” de Renacer, es consistente con el postulado cristiano y reafirma la autotrascendencia del ser humano que se reconoce en la siguiente frase de Frankl: “El hombre que se levanta por sobre su dolor para ayudar a un hermano que sufre trasciende como ser humano”.