Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista. La tantas veces repetida frase de Juan Domingo Perón se vio reflejada el pasado viernes en Parque Norte de Buenos Aires. Estaban casi todos y todas en el Congreso Nacional del partido que no está dispuesto a resignar ni una parcela del espacio de poder que tiene y ha tenido por más de medio siglo.
“Tenemos una ideología y una doctrina, dentro de la cual nos vamos desarrollando. Algunos están a la derecha de esa ideología y otros están a la izquierda, pero están en la ideología. Los de la derecha protestan porque éstos de la izquierda están, y los de la izquierda protestan porque están los de la derecha. Yo no sé cuál de los dos tiene razón. Pero es una cosa que a mí no me interesa.” Perón expresó dicho concepto en 1973.
Hoy sigue vigente. El pasado viernes se juntaron los representantes de las diversas veredas para confluir en un mismo fin: tomar la posta con el objetivo de “continuar en el gobierno en 2015”, más allá de los nombres de los candidatos.
Y el elegido para capitanear el barco contra viento y marea fue el dirigente nacido en Río Tercero en 1954 y actual gobernador de Jujuy.
Fellner tendrá una misión complicada en sus manos: lograr la unidad del movimiento, dar una visión dialoguista y posicionar al PJ en la carrera rumbo a la Casa Rosada el próximo año.
La convocatoria fue amplia, la mayoría se subió al arca, pero Córdoba se declaró en rebeldía y José Manuel de la Sota planteó su propia estrategia.
La ausencia del mandatario cordobés (uno de los anotados en la carrera presidencial) lo llevó, seguramente, a Eduardo Accastello a tener un lugar preponderante en la estructura nacional.
Accastello es uno de los quince integrantes de la Mesa Ejecutiva integrada sólo por dos intendentes, el villamariense y el dirigente de La Matanza Fernando Espinoza.
“Acá no nos une ni el espanto ni la oportunidad ni las ganas de hacer negocio”, dijo Fellner al asumir la conducción del barco.
Una frase que intentó desbaratar las críticas de los que sostienen que el partido se convirtió en un “rejunte de voluntades sin contenido y sin espacio para el debate”.
Estos dos puntos son una de las banderas que agitan los que han preferido sacar los pies del plato, estudiar el horizonte y actuar (como también decía el general) de acuerdo al rumbo que tomen los acontecimientos.
Fuentes que estuvieron en Parque Norte aseguraron que “hasta último momento se habló con de la Sota para ofrecerle una vicepresidencia”.
“Era la oportunidad de dar el debate dentro del peronismo”, señaló un dirigente cordobés. El Gallego no lo vio así y horas después mandó a sus hombres a Tío Pujio para hacer su propio congreso y tildar de “alcahuetes” a los que fueron a Buenos Aires.
El espacio de Córdoba a nivel nacional fue ocupado así por villamarienses y Martín Gill se quedó con la Secreetaría de Educación y Nora Bedano con el título de vocal.
Más allá de la movida realizada por los principales dirigentes peronistas, la situación que deben afrontar es complicada porque el apoyo de la mayoría de la sociedad a la continuidad del proyecto está atada a los resultados de la gestión en los próximos meses.
Accastello tendrá una ardua tarea de ahora en adelante para “contribuir a la unidad” del justicialismo en una provincia que sigue manejada por el Gallego.
¿Qué puede pasar en los próximos tiempos? Imposible adivinar. Las sociedades son proclives a buscar cambios en los gobiernos tras varios períodos de mandato.
El peronismo no podrá subestimar esta tendencia si desea seguir generando expectativas en los votantes.
La mesa ejecutiva, según dicen, trabajará en seis o siete ejes fundamentales de políticas de Estado para ser cumplidos por cualquiera de los que resulten elegidos candidatos.
No obstante, la oposición viene demostrando, tibiamente por ahora, una estrategia tendiente a equilibrar fuerzas y no seguir regalando espacios como lo hizo en los últimos años.
La política es una caja de sorpresas y nunca se sabe.