El comer compulsivamente según la Asociación Americana de Psiquiatría es un trastorno de la conducta alimentaria en el que se come sin control pudiendo o no tener consecuencias en el peso, según vaya acompañado o no, de conductas compensatorias (ayuno, uso de diuréticos o laxantes, ejercicios físicos como compensación de la ingesta).
Las causas pueden ser múltiples desde trastornos de ansiedad, bulimia, trastornos por atracón, intentos fallidos de realizar una dieta para bajar de peso, etcétera.
Entre los hombres y mujeres no hay diferencia, sí hay diferencias en que el hombre puede comer compulsivamente delante de otros sin importarle, ya que ese acto puede ser leído como un acto de hombría, valentía como, por ejemplo, que un hombre coma cinco hamburguesas. En cambio la mujer, por lo general, vive el comer compulsivamente con vergüenza y culpa, por lo tanto, el atracón lo hace en soledad.
Si se detecta este tipo de trastorno se debe consultar a algún profesional especializado en el tema de alimentación y/o desórdenes alimentarios.
Muchos hacen “catarsis” comiendo compulsivamente. El comer es una conducta aprendida en donde se mezclan los sentimientos. En este caso, estos sentimientos se mezclan con conductas alimentarias inadecuadas y porque hay desde el nacimiento una relación indisociable e indispensable para la constitución de un sujeto entre la comida y el afecto.
Esto tiene un efecto significativo en el ser humano para bien o para mal.
Desde el punto de vista nutricional, la comida y aún más ciertos alimentos (ejemplo: el chocolate) provocan un efecto endorfínico y placentero sobre el cerebro. Por lo tanto, esos alimentos son buscados a modo de anestésico.
Carencias afectivas que puede provocar:
Falta de autoestima.
Sensación de ineficacia para resolver las situaciones de la vida cotidiana.
Intolerancia a la frustración.
Perfeccionismo.
Pensamientos obsesivos.
Depresión.
No siempre aparece el trastorno compulsivo cuando hay carencias afectivas, a veces, la sobreprotección afectiva deja al individuo carente de herramientas para enfrentar la vida.
Para tratar la compulsión, al principio hay que hacer un reordenamiento alimentario y un entrenamiento cognitivo conductual en el modo de comer (respetar horarios de comidas, cantidad y calidad de la comida, detectar el alimento disparador y el sentimiento o sentimiento disparador del atracón).
Por lo general, la compulsión llega luego de períodos prolongados de abstinencia.
Paralelamente se debe realizar psicoterapia en grupo ya que esta modalidad alivia a un sujeto en el encuentro con otros que padecen lo mismo. También psicoterapia individual para dilucidar conflictos que tal vez todavía no se han hecho palabra.
Ciertos alimentos pueden ayudar a lograr este equilibrio como los alimentos de bajo índice glicémico. Evitar el consumo de harinas, dulces o saladas. Detectar el alimento disparador. Una alimentación basada en el consumo de alimentos frescos: frutas, verduras, proteínas. Evitar alimentos procesados, ejemplo: manzanas frescas en lugar de manzanas en compota. Es más raro ver atracones de apio que de medialunas. Aunque luego en el atracón se puede llegar a comer cualquier cosa.
Para evitar caer en este problema todos deben mantenerse estables en el peso, realizar actividad física diaria cuidando que no sea compensatoria del comer, realizar alguna actividad más relajante (yoga, reflexología, meditación), tener un tratamiento con una mirada interdisciplinaria donde intervengan profesionales de la nutrición, de la psicología y de la actividad física.
Dr. Máximo Guido Mario Félix Ravenna
Médico
Especialidad
Psicoterapeuta