Guillermo Yáñez
“El sueño tomaba color, tomaba forma, aumentaba verosímil como luz guía el 15 de abril de 1950.
El líder, el político, el barba, el correligionario, el radical, el abogado, el amigo.
El intendente y el exintendente comprometido por las ideas que creía, poniéndole el alma, su alma, que latió en panza contagiando a varios. Esas ideas semillaron y viajando alegremente nacieron sobre los suelos de Villa María, esa Villa María gris, austera, chata, que prometía su magnitud abriéndose a quien creyera en ella.
Sus convicciones creyeron y su vitalidad junto al carisma -amigas por siempre- ejecutaron al detalle aquel magistral plan director de 1987 que aún perdura y muchos disfrazan usándolo. Gracias por haber abrazado honestamente la gestión pública local entregando tus mejores años de vida, en esa arena carnívora que devora todo y a los de la misma sangre.
Jamás mezclaste ni confundiste el objetivo comunitario, altamente social e inclusivo acercando una buena solución a los problemas de esa realidad. El cuerpo nos abandona, se va a un lugar mucho mejor, pero las ideas perduran mojándonos para poder reflexionar críticamente a través del diálogo fecundo constructivo. Catorce de mayo de 2014 un puñal nos introduce como aquellas topadoras cuando entraban en lo incierto para delimitar lo que hoy conocemos como costanera, costanera que quienes apelan a la historia no olvidarán objetivamente lo que significó aquella utopía bastardeada y que hoy a fuerza de mates nos abraza.
Gracias por escucharnos, gracias por abrirnos las puertas, gracias por tus palabras consejeras y gracias por tu sentir en la ferviente Villa María, hoy nuestra casa y por siempre tu casa”.
Mario “Sapo” Juárez
“Me tomó por sorpresa la inesperada partida del doctor Miguel Veglia.
El domingo último tuve una conversación telefónica con él. Publiqué en Facebook un libro de la historia de Villa María, escrito por Dino Calvo, fotografías de Roberto Zayas y dibujos de Omar Pérez.
El libro se presentó en la primera gestión de Veglia como intendente. Cuando lo vio, Veglia me llamó en el acto para agradecerme.
‘Qué tema cibernético tocaste’, me dijo. Le dije, sí de Córdoba de antaño lo publicó y yo lo compartí. Me contó que fue muy austero el libro y yo le dije, modestia aparte, pero muy rico en su contenido.
Cuando presidí la Asociación Villamariense de Vehículos Antiguos, Veglia me acompañó con la participación de algunos rally de regularidad junto a su hijo. Fue un amante del turismo de carretera, histórico y vigente. Fierrero del alma, les comparto una foto que es un homenaje que se le hizo a Mario Tarducci que está junto al desaparecido Juan Carlos Demateis (trofeo en mano) que recuperó esa cupé Chevrolet, declarada vehículo histórico de carreras junto a otras reliquias que están en la ciudad.
Siempre me alentó a que no se pierda la historia del automovilismo deportivo de la ciudad que es muy rica. Tantos pilotos. Pronello, Paniza, Las Liebres, el Huayra. Historia que todavía se recuerda y sigo el consejo que me dio.
Quería recordarlo como un fierrero de alma y por la humildad que tuvo”.