Momentos muy emotivos caracterizaron la tarde de ayer a la hora de dar el último adiós al tres veces intendente de Villa María Miguel Angel Veglia.
La política, si bien estuvo presente, bajó el perfil para respetar y acompañar el dolor de la familia del dirigente del radicalismo que lideró los destinos de la ciudad desde 1987 a 1999.
Su esposa, hijos y demás miembros de su núcleo familiar recibieron numerosas condolencias desde el primer momento que se conoció la noticia de su muerte en la tarde del 14 de mayo.
Por la sala de la Empresa Paviotti pasaron vecinos, amigos, funcionarios, concejales y dirigentes de los diversos partidos. Más allá de las diferencias que caracterizan el tablero de la política, el dolor por la partida, de uno de los dirigentes más importantes de la ciudad tras el regreso de la democracia, unió a viejos y nuevos adversarios.
El intendente Eduardo Accastello, sus principales funcionarios, concejales de todos los bloques dijeron presente en un lugar colmado por quienes, con las banderas radicales en alto, recorrieron un largo y dificultoso camino al lado de un hombre que nunca esquivó los golpes y enfrentó momentos muy duros en el sendero elegido para cumplir su sueño: ser intendente de su ciudad.
El pesar de la familia que lo acompañó siempre se mezcló con el dolor del exintendente Horacio Cabezas, de históricos militantes, exfuncionarios de su Gobierno y correligionarios amigos que llegaron a la ciudad para despedirlo.
Pasado el mediodía arribó el riocuartense Miguel “Chicharra” Abella, el exintendente de Carlos Paz Carlos Felpetto y el concejal de dicha localidad Daniel Viale.
Momentos después llegó a Villa María el presidente del comité provincia de la UCR Alberto Giménez, otros integrantes de la cúpula partidaria cordobesa y el representante del Consulado de Italia en Córdoba.
Sus amigos de la política y de la vida no disimularon el dolor que les causó la repentina muerte de Veglia.
Cerca de las 16, el féretro fue trasladado a la Iglesia Catedral. La misa para despedir al exintendente fue oficiada por el obispo de la Diócesis Samuel Jofré, el padre Pedro Lucchese, el sacerdote Ariel Manavella y el padre Miguel Marengo de Los Trinitarios.
Ante un templo colmado el padre Pedro hizo referencia a determinados pasajes de la Biblia para hablar sobre la fortaleza del espíritu y el paso a la vida eterna. Rescató la humildad de Veglia y su importancia como figura pública. El obispo dirigió una breves palabras y recordó que Veglia estuvo el domingo pasado en la Catedral.
Otro momento emotivo fue el paso del cortejo por el Palacio Municipal. El imponente edificio, comprado durante su gestión, fue testigo de las lágrimas de varios trabajadores comunales.
En la puerta del municipio, el intendente Eduardo Accastello acompañado por el titular del Deliberante, José Escamilla, y dos trabajadores de planta: Hugo Aime y Oscar Torres, depositaron una ofrenda floral sobre el féretro. Un minuto de silencio y aplausos.
Así, con simpleza, lo despidió el espacio que vivió de cerca sus luchas, sus triunfos, sus amarguras y sus desvelos. La despedida llegó a su fin en el cementerio La Piedad. No hubo discursos políticos. Fue el hermano de Veglia, Carlos, quien expresó su sentimiento y le dio el adiós recordando que muchos de los que enviaron coronas cuestionaron a su hermano.
Fue el último adiós, el de la familia, el que sale del alma y está más allá de cualquier diferencia política.
Veglia ya descansa en paz.