"Sabemos que podemos manejarlo", aseguran a coro las trabajadoras del cerrado City Hotel. Marcan entusiasmo y necesidad: "El juicio no lo vamos a cobrar nunca y lo que queremos es trabajar".
Dos frases que disponen un futuro con la opción de conformar una cooperativa. La idea nació "desde el primer momento en que vimos el candado en la puerta y ese cartelito de cierre. Lo primero que se nos cruzó fue a ustedes", dijeron a un periodista de EL DIARIO. La referencia fue clara y llena de orgullo a quien la escuche, porque hace referencia a nuestra Cooperativa de Trabajo Comunicar, editora de este matutino y a su conjunto de trabajadores.
Cabe recordar que la firma cerró sus puertas el lunes 5 de mayo y dejó a nueve trabajadores sin empleo. El lunes se citó a una audiencia en la Delegación local del Ministerio de Trabajo, pero el dueño, Juan Carlos Ballabriga, no se presentó. Fue reprogramada para el lunes próximo.
Además, Ballabriga habría respondido ya las cartas documentos enviadas por los abogados de las trabajadoras, negando lo que se le reclama.
Seis mujeres
Alejandra, Silvina (hermanas), Ivana, Gisela (madre e hija), Natalia y Vicky, están seguras de la alternativa. Se reunieron con abogados, uno de ellos Miguel Angel Veglia, apenas unas horas antes de su fallecimiento, el pasado miércoles.
Las seis mujeres luchan por reabrir estas fuentes de trabajo que la madrugada del lunes 5 frenó su andar con un cartel en la puerta del edificio de calle Buenos Aires al 1100, frente a plaza Centenario. Esa mañana afirman que decidieron no dejarse vencer y sobreviven vendiendo empanadas, con ayuda de los hijos y familiares, con otro ingreso que cada vez se hace más pequeño y buscando trabajo: "Ya dejé currículum por todos lados... pero no se puede, es muy difícil conseguir trabajo, hoy", lamenta Silvina. Pero de inmediato se aferra a la opción cooperativa.
Las seis mujeres, narraron que realizaron todas las tareas dentro del hotel, desde mucamas lavandería, conserjería y administración, "así que estamos seguras que se puede gestionar, porque además el hotel funciona bien".
Para reiniciar la actividad, cuentan con una nutrida carpeta de clientes, la mayoría viajantes, además que las plazas son utilizadas por invitados y personal de la Municipalidad, la Universidad Nacional de Villa María y demás instituciones del medio, por lo que podrían garantizar un cupo básico de ocupación, esgrimieron.
"Si (Ballabriga) pudo bancarse él, su familia y hace 20 días cambiar el auto, está claro que el hotel genera ingresos", disparó una de las exempleadas.
Semana decisiva
La tarea de conformar una cooperativa ya comenzó. Las seis mujeres se reunen, se contienen y son conscientes de que quieren gestionar el hotel. Abren puertas hacia otras experiencias autogestivas y conocieron la del Hotel Bauen (Buenos Aires una Empresa Nacional) de la Capital Federal. Con la guía de empresas recuperadas bajo el brazo, se asesoran y esperan por el lunes, cuando llegue el dueño del hotel, a quien Ballabriga alquila para explotar desde hace 12 años. Se trata de miembros de la familia Venosta que regresarán a la Argentina ese día y es una de las partes que puede facilitar el traspaso hacia la opción de la economía social.
"Sabemos que hay un contrato, pero se puede rescindir y hacernos cargo, porque lo que queremos es trabajar. El hotel puede funcionar si lo dejan en nuestras manos", apuntaron.