A la Casita de Tucumán la conocemos desde chicos, cuando empezábamos a indagar sobre nuestro país, y nos enterábamos que allí mismo se firmó la Independencia, el 9 de Julio de 1816. Desde entonces, resulta un rincón imprescindible, y una visita obligada para cualquiera que ande con ganas de sumergirse en las caudalosas aguas de la historia nacional.
La oficialmente conocida como “Casa Histórica de la Independencia” está ubicada en pleno centro de San Miguel de Tucumán. Verla por primera vez despierta fuertes emociones, en la contemplación de esa fachada que se antoja extraordinaria. Y no precisamente a raíz de bondades arquitectónicas: el diseño es de lo más sencillo, un largo muro virginal de blanco, tejas, aberturas en azul, dos columnas que se le escapan a la pared y el escudo de la Patria. A la vista, no hay nada más para destacar. Pero sí lo hay al corazón, merced a esa estampa que desde la escuela llevamos en algún lugar de la conciencia.
El recinto convida con sencillez también en el interior y claro, muchísima historia. Más de 700 piezas, entre mobiliario, documentos originales, pinturas, armamento y cantidad de objetos de gran valor, se reparten en ocho salas con exposiciones permanentes, al ritmo de un museo. Las primeras cuatro se subdividen así: “La Colonia” (un repaso a la vida del país hacia finales del Siglo XVII, incluyendo objetos cotidianos usados en la época y una descripción de los distintos grupos sociales), “América Virreinal” (otro análisis de aquellos movidos años, aunque con énfasis en la parte económica y política), “La Revolución y la Guerra” (un repaso por los movimientos armados y las rebeliones populares contra los españoles) y “La Batalla de Tucumán” (que versa sobre la crucial contienda desarrollada en 1812 en los alrededores de la hoy capital provincial).
Después, toca conocer los espacios “Tucumán en 1816” (incluye planos y fotografías de cómo era la ciudad durante los agitados tiempos de la emancipación), “El Congreso de Tucumán”, “Historia de la Casa” y “Sala de la Jura de la Independencia”. Esta última es sin dudas la de mayor peso simbólico. Allí mismo se desarrollaron las sesiones del Congreso y la posterior firma del 9 de Julio. Buena parte del mobiliario expuesto es el original utilizado por los 29 diputados que participaron en la gesta. También se exhiben retratos de cada uno de ellos y una copia del acta de la Declaración de la Independencia. Vale subrayar que la Sala de la Jura es la única que conserva su estructura original, ya que la mayor parte del resto de la vivienda (construida alrededor del 1760) fue demolida a comienzos del siglo XX por su pésimo estado, y reconstruida a principios de la década del 40.
En el resto de la casa, destacan las galerías y los cuatro patios, todos muy Siglo XIX. En uno de ellos se encuentra el famoso aljibe que atestiguó lo glorioso de las jornadas, y en los otros se pueden apreciar los fantásticos murales realizados por la escultora Lola Mora, y una galería con más de 500 placas homenaje.
De luz y sonido
Todos los días (a excepción de los jueves) a las 20.30, los patios de la casita sirven de marco de un espectáculo de luces y sonido que recorre los momentos más importantes de la declaración de la Independencia.
DONDE
San Miguel de Tucumán
CUANDO
Todos los días, de 10 a 18 horas
CUANTO
Entrada general $20
COMO
Informes al (0381) 4310826