En julio próximo, Franco Biolé (34) cumpliría cinco años de tratamiento. No llegará, porque acaba de conseguir el alta definitiva en el proceso que sorteó por su adicción a las drogas.
"Llegué buscando salir de las adicciones. Un día me encontré perdido. Vivía en un departamento solo y ya no estaban mi familia, mis amigos. Nadie. No es que mi familia no me quisiera, sino que yo alejé a todos. No quería a nadie cerca. Me di cuenta de que estaba solo", rememoró sobre el día en que decidió cambiar, hace un lustro.
Haciendo zapping, la pantalla de la tele le devolvió la frase de un hombre que decía que para cambiar realidades, hay que modificar lo que uno está haciendo. Eso lo impulsó a hablar con su mamá y buscar ayuda. "Ella obviamente ya lo sabía, pero las madres dan vueltas. Acudimos a un psicólogo y me derivó a esta casa", narró.
"Probé el faso a los 21. Me aburrió y a los 26 empecé con cocaína. El uso era esporádico, cada seis meses, pero después se fue incrementando", contó.
"La marihuana no se puede legalizar. Es una droga y hace mal", opinó, y de inmediato aclaró que uno busca en las sustancias "erróneamente reparar algo que está mal". "Se busca tapar un dolor interno, algo que daña. Por eso se llega a las drogas", consideró.
El tratamiento "ha sido muy duro, pero quería salir. Agaché la cabeza y le di hacia adelante". "En una época me costó bastante, pero estaba firme en la meta de salir".
Franco dijo que todo esto le permitió encontrarse consigo mismo y cambiar cosas de su personalidad que no le gustaban o que lo dañaban. "Tenía una mala manera de comunicarme con los demás. Empecé a tener necesidad de pedir perdón, disculpas por lo que uno ha hecho. Surge la necesidad de hacerlo", relató.
También aprendió a disfrutar. "Hoy valoro momentos que antes no. Anoche salí del trabajo, llamé a mi esposa y le dije que preparara el mate. La busqué, fuimos a la costanera y nos pasamos horas charlando. No vemos Tinelli ni estamos los dos con el tele. Nos disfrutamos", confesó.
Empleado lácteo, piensa en tener hijos y disfrutar de cada instante que le regala la vida.
Atrás quedan las etapas que pudo atravesar para rehabilitarse. Pasó un tiempo ocho horas diarias, cinco días a la semana, en el Hospital de Día. Luego las jornadas se redujeron y se insertó laboralmente. "Al principio no tenía actividades sociales, era ir de acá a mi casa", apuntó. Después se le abrieron las posibilidades de sociabilización, "iba mucho de mi familia, recuperé amigos viejos, generé amistades".
Franco sostuvo que "en el país no hay muchas instituciones" en la temática. "La mayoría son de internaciones por un tiempo, pero llegar a la droga no se da por estar con mala junta cuando uno es chango, sino que hay algo interno que no está bien, que te lleva a consumir. Es muy difícil encontrar tratamientos como éste que te lleva a resolver las causas de las adicciones", aseveró.
"La droga no es una joda, no está copado aunque al principio parezca que sí. Lo que está copado es juntarte con amigos a jugar al fútbol y no reunirte a fumar un porro. Hay que aprender a disfrutar las cosas de otra forma. Hoy la droga es una moda y eso es lamentable, está muy mal", concluyó.
D. B.