La victoria de ayer del “Rojinegro” con el paso de los años quedará como un dato estadístico, pero para Gustavo Cardona quedará en su memoria para siempre, como así también para los que se arrimaron -más allá del frío- a decirle el último adiós al “Negro” en su lugar: la cancha de Colón.
A los 38 años, Cardona decidió dejar el fútbol, por lo que ayer jugó su último partido en ese campo de juego donde mostró sus pergaminos por dos décadas en el máximo nivel del fútbol local. Se retiró el jugador, pero quedó la leyenda que ingresó definitivamente en la marquesina de grandes ídolos del club cabralense,
Y con el enorme pergamino de ser el más ganador de todos con siete títulos, además de un subcampeonato provincial tras una final jugada en el mítico Estadio Kempes.
Villanovense de siempre, Cardona forjó su enorme carrera en Colón de Arroyo Cabral, donde llegó a los 11 años para no irse jamás (salvo un impasse de un par de años en Unión Lagunense).
Su fulminante remate, que permitió muchísimas alegrías para ese público que siempre lo idolatró, y rigurosa marca (pocos se le animaban a enfrentarlo cara a cara) es el veloz retrato del lateral izquierdo, que marcó junto al “Zurdo” Echeverría, Cristian Agosto o Paulo Velasco una histórica contemporánea muy rica en ese puesto en el fútbol local.
Fue breve, pero emocionante, la ceremonia en la cual Cardona recibió el afecto de sus familiares, compañeros, actuales y viejos directivos. Acompañado, por supuesto, por un caluroso y meritorio aplauso por parte del público presente.
De pocas palabras, sólo habló dentro de la cancha. “Para mí, es más fácil jugar al fútbol que hablar”, explicó Cardona en el desenlace de su tarde especial.