La semana pasada participamos con un grupo de concejales estudiantiles de un encuentro nacional de ese programa en Buenos Aires.
La calidad, entusiasmo y calidez de las y los jóvenes que participaron me hizo reflexionar en algunos aspectos de la política de participación en general, pero puntualmente en nuestra ciudad.
Sin dudas que la participación no se encuentra en estado natural, sino que hay que propiciarla, generarla, favorecerla. Cuando conversamos con funcionarios o concejales de otras localidades de la provincia de Buenos Aires y del interior del país nos damos cuenta de que aún falta mucho trabajo para fortalecer la democracia y la vida institucional, pero que desde Villa María podemos aportar ideas y acciones interesantes a esa construcción.
Es un orgullo escuchar a nuestros jóvenes hablar y hacer uso de la experiencia recogida en su participación como integrantes del Parlamento de los Niños, por ejemplo, y que en muchos casos continúan su compromiso público en órganos como el Concejo Deliberante Estudiantil.
En Villa María, el camino de la participación comienza desde temprana edad y hay espacios de participación hasta que los vecinos quieran, sea la edad que tengan. La constitución de consejos, foros, observatorios, planes, centros y muchas otras herramientas genera esa participación, la produce, la favorece porque, como dijimos, no se da naturalmente.
Quienes pensamos que integrar la “mirada joven” a los procesos de desarrollo comunitario tiene un gran valor para la vida democrática -pero también para sus jóvenes proyectos y vocaciones personales y que en esta etapa comienzan a delinearse- entendemos que despertar la vocación y el interés por “lo público” es un aspecto central en la construcción y fundamento cada vez más sólido de la vida institucional.
No se comprende cómo algunos dirigentes plantean la inmadurez de los jóvenes para la vida pública y a su vez nada hacen por incentivarla. Escuchamos a algunos dirigentes decir que los jóvenes no tienen criterio propio, sino que se los puede manipular. Sin dudas que quien dice cosa semejante es porque o no los conoce o efectivamente intenta manipularlos.
No es deseable para la democracia entrar en ese vicioso círculo, ya que no produce nada, sino sólo la mirada negativa sobre la política como modo de vida y organización comunitaria. Cuando la política no guió los destinos de nuestras comunidades lo hizo la dictadura, entonces hay que tener mucho cuidado cuando se habla de la participación joven en política como algo irrealizable por ellos, porque corremos el riesgo de cultivar nuevamente el germen de la antidemocracia.
Los que trabajamos con distintos sectores de la comunidad y especialmente con jóvenes depositamos confianza en ellos porque sabemos de lo que son capaces y su potencialidad. Vemos cómo trabajan, cómo debaten, cómo tienen un criterio propio y cómo buscan ansiosamente tener una mirada cada vez más propia e integrada de la realidad que los circunda. Se trata de una confianza “actual”, no futura. Con ellos hoy construimos Villa María, con ellos hoy queremos construir Córdoba y la Argentina. Con ellos a la par, promoviendo, escuchando y haciendo.
Los vemos debatir, observar, los vemos dolerse del dolor de otros y eso interpela, pone en crisis para seguir confirmando la vocación que tenemos de cambiar la realidad, transformarla y seguir adelante con más fuerza que nunca, porque la realidad cada día plantea situaciones a resolver.
Los padres y docentes también tienen que darse la oportunidad de incentivar la vocación participativa, generando las conversaciones en el grupo familiar o brindando los espacios y tiempos necesarios en la vida institucional.
Observamos que esto también hay que incentivarlo, fortalecerlo y mejorarlo porque son ámbitos fructíferos para el desarrollo del pensamiento comunitario, público y político.
Los jóvenes son grandes inspiradores, son motivadores, pero necesitan de acciones concretas para despertar en ellos ese sentir que es posible a través de la vida política de una comunidad, transformarla y eso es transformar la relación en un círculo virtuoso de compromiso público que genera proyectos inclusivos de desarrollo y crecimiento.
Prof. Rafael Sachetto,
concejal de Villa María
UPC-FPV