-¿Cómo has ideado el nuevo espectáculo?

-Recrearemos la obra “Carmen”, con una introducción llamada “Tango paradiso”, que es una suerte de popurrí de tangos populares donde se propone un encuentro y desencuentro con la sensualidad de la música ciudadana. Luego montaremos la clásica “Carmen” de Bizet, que está basada en la novela de Prosper Mérimée. Trata sobre la vida de una gitana tremendamente sensual que, como se dice, seduce hasta las flores. Por supuesto que el montaje es una versión propia.

-¿Cuál sería tu aporte en este caso?

-Contamos la historia de forma muy austera y muy actoral (la versión fue esgrimida junto a Manuel Callau), donde sólo se expone en el escenario a los cinco personajes principales y dos cigarreras que acompañan. Creo que nosotros como bailarines contamos la historia a través de la danza, es decir, que seríamos autores sin palabras. Y mediante la coreografía podemos trasmitir lo que sucede. En escena estarán conmigo Patricia (Baca Urquiza), mi señora, y el ballet del Mercosur. 

-El año pasado vino a dictar una “máster class” y a participar como jurado del Danzart Siglo XXI. ¿Qué recuerda de dicha experiencia?

- Fue un encuentro muy interesante porque me permitió establecer contacto con diferentes escuelas y profesores del país, algo que debemos hacer constantemente. Las competencias nos otorgan esa posibilidad de conocer nuestras diferencias y darnos cuenta dónde estamos parados. Además, me gusta ir a Villa María, adonde hace muchos años que voy, porque tengo gente conocida y me divierto mucho. 

-Ahora ha ingresado, junto a su esposa, en otro nivel de competencia, a nivel mediático, como es el “Bailando por un sueño”. ¿Cómo fue la convocatoria?

-Nos llamaron porque desde la producción querían darle una vuelta de tuerca contando con una buena cantidad de bailarines profesionales. Por eso están Eleonora Cassano, Hernán Piquín, Cecilia Figaredo, Laura Fidalgo o Mora Godoy. Por supuesto que  están los mediáticos y quienes aportan comicidad al show. Sabemos que el programa tiene que tener esos condimentos, pero nosotros hacemos valer nuestro trabajo. Además, vamos a danzar por el sueño que nos atañe: la problemática de los niños de cristal.

-Aunque años atrás, desde los bailarines había resistencia a este tipo de programas.

- Yo fui uno de los principales críticos del “Bailando…”. Pero tras las reuniones con la producción donde se plantearon cuestiones para que no sea igual que en las ediciones anteriores estuvimos de acuerdo en ingresar.

-Tal vez les sirva para convocar a la danza clásica en forma masiva. 

-En parte sí, la pantalla siempre suma aunque, tanto Julio Bocca como yo, hemos hecho bastante para acercar la danza a la gente, recorriendo gran parte del país.  

-¿Cómo hacen para combinar las giras con el programa de TV?

-En los primeros días de la semana nos abocamos a ensayar para el “Bailando…” y vamos cuando toca. Los últimos días seguimos con la gira. Nos provoca cansancio, es cierto, pero el cansancio es parte de nuestra vida y nos da mucha felicidad poder hacerlo.

-En los últimos tiempos ha sido un fenómeno la cantidad de bailarines que se volcaron a las danzas árabes como ahora a los ritmos latinos. ¿Esto perjudica a la danza clásica?

-La situación no es nueva. Antes pasó con el folclore y el tango que siempre tuvieron más inscriptos que la clásica. Ahora para saber la cantidad de niños y niñas que van a árabes tendrías que hacer un censo porque son millones. Pero bailar clásico es como ir al conservatorio para un actor o un músico. Es algo con que se nace, que sucede como vocación.

Entradas. Desde $200.