“Hace dos meses que estoy yendo a todas las escuelas. Fui al Rivadavia, al Trinitarios, José Ingenieros, San Antonio, Alberdi, Manuel Belgrano y Rosarinas. ¿Tendremos que irnos a Las Playas? Yo quería que Joaquín vaya a un colegio católico”.
Esto declaró la madre de Joaquín Chanquía, Marisa Carrillo, al recibir a EL DIARIO en su casa. En este marco, expresó su angustia por no poder definir, hasta el momento, en qué establecimiento su pequeño hijo de 6 años comenzará a cursar el Nivel Primario.
“Desde sus 2 años intento integrarlo en guarderías comunes y los informes de la Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (FLENI), instituto en el que estuvimos en diciembre, apuntan en igual sentido”, aseguró.
Como se conoce, el niño sufrió una parálisis cerebral que le causó discapacidades, las que viene enfrentando con diversos tratamientos que incluyeron la colocación de células madre en China.
“En general, en la escuelas me explicaron que no puede haber más de 34 chicos en un curso, en algunas me dijeron que no están adaptadas para las sillas de ruedas y en otras que si no hizo jardín en esa institución no puede comenzar la primaria en la misma. Argumentan que los espacios no están preparados”, especificó la entrevistada.
“Fui y me presenté en cada grado, para hablar con las autoridades. No tuve suerte”, se lamentó.
Marisa recalcó que su pequeño cuenta con acompañante terapéutico, “por lo que la escuela no tiene que disponer de nadie, no debería ser inconveniente para nadie”.
“A Joaco no lo tienen que cuidar, porque para eso tiene acompañante. No grita, no se va a asustar, es tranquilo. ¿Cuál es la modificación que puede hacer en la programación de un curso?”, se interrogó.
La situación vivida en las últimas semanas en los establecimientos educativos la llevó a hacer una reflexión pública que la quiebra emocionalmente. “Pasamos momentos de mucha bronca y de pelea constante. Un día convoqué a través de Facebook a mamás en la costanera para que vayan con sus hijos, así Joaquín puede sociabilizar. Nos bajamos en la costa y no se nos acercó nadie. Nos miraban desde la vereda de enfrente”, aseguró conmovida.
“Quiero integrarlo, quiero que se le enseñe a todos el respeto y el aceptar al otro”, pidió.
No todas son tristezas y desilusiones. “María José Perinazo, directora del colegio rural de Tío Pujio, me escribió para ofrecerse llevar en su auto a Joaquín y su acompañante todos los días. Fue la única directora que me llamó y se preocupó por el caso”, develó.
El pequeño presenta buena salud. Acaba de superar las dolencias que le causó un virus diez días atrás y ahora “está espectacular, hermoso”. El 17 de noviembre tienen turno, nuevamente, para iniciar un tratamiento con células madre en Tailandia.
En diciembre, en tanto, estuvo 18 días en el FLENI, en la Capital Federal. “Nos dijeron que estaba muy bien estimulado, con una edad y una capacidad cognitiva propia de un nene de 6 años”.
“Una mamá de Buenos Aires me regaló una silla. Desde hace cuatro meses estamos esperando la de Apross. Un ingeniero del FLENI adecuará la silla con computadora para que se pueda comunicar”, adelantó.