Una charla con Nora Baker puede no tener fin. No porque ella hable demasiado, sino porque es una apasionada de la escucha y dice que “lo mejor es que la conversación fluya como un río y nos lleve a donde nos tenga que llevar, como lo hace la corriente de todo río”. (De más está decir que Lady Nora es poeta). Y entonces, tomándome ese permiso suyo como un hermoso mandato, le pregunto varias cosas que se me van ocurriendo.
-La Inglaterra de tu adolescencia nada tiene que ver con la que vivió tu padre… A él le toca un país de preguerra y a vos el “flower power” y Los Beatles…
-¡Es verdad! Pero de alguna manera la Inglaterra que yo viví se asienta sobre la base de la Inglaterra que vivió mi padre. El país luminoso de mis 15 años surge de la oscuridad y lo tenebroso de su historia reciente. Fijate que hasta John Lennon tuvo como grito interno de sus canciones a su padre que perdió en la guerra. Y también Roger Waters, que se preguntaba “the dream is over?”. Al igual que ellos, también siento que yo soy una “hija de posguerra”.
-¿Qué significó esa guerra en tu formación humana?
-Yo tengo la guerra en mi piel. Y aunque no la viví directamente, es algo que no me pude sacar jamás y que me configura. A tal punto que me acuerdo estar viendo, con apenas 8 años, un documental en Inglaterra. Se cumplían 20 años del comienzo del conflicto y yo ya me daba cuenta de la diferencia que existía entre esas imágenes “reales” y las películas de ficción… Por esos tiempos, yo creía que 20 años era mucho, pero ahora me doy cuenta de que 20 años no es nada. Y las secuelas estaban en el país. Vi imágenes de trenes deportando familias, vi gente de pijamas rayados como esqueletos, vi el dolor humano de los campos de concentración cuando aún eran algo fresco. No es algo que me contaron 100 años después. Pero también es cierto que, además de la guerra, tengo el Siglo XX argentino en mi piel.
- Nora Baker, ¿argentina o inglesa?
-Es una pregunta que me hice durante muchos años y me llevó mucho más responderla. Mi documento dice que nací acá, pero mi primera lengua y mis primeros recuerdos conscientes fueron en Inglaterra. O sea que me siento argentina pero me tocó vivir hasta los 16 años allá ¿Y quién me puede arrancar mi infancia y adolescencia europea? Si me sacás eso, me desmembrás toda… Mi racionalidad me dice que es imposible ser inglesa y argentina a un mismo tiempo; pero yo tengo que decir que amo argentina y también que amo mi adolescencia en Inglaterra. Y no por eso abracé la política colonialista. Muchas veces, la política te obliga a tomar partido; pero la parte humana no siempre puede hacerlo.
-¿Cómo viviste el conflicto de Malvinas desde tu doble condición?
-Siempre sentí que las Malvinas fueron y serán argentinas. Y al igual que papá, sentí una profunda tristeza los meses previos a la guerra. A él no le sorprendió la reacción de Inglaterra. Yo me acuerdo que le preguntaba “¿irán a venir, papá?”. Y él me dijo: “Sí, hija, van a venir”. Lo dijo porque conocía muy bien la política del país de sus padres, ése al que se ofreció como voluntario arriesgando su vida para traer la libertad. Y ahora, con esa misma libertad, Inglaterra hacía una guerra contra su país natal. Por eso su tristeza. Y por eso también mi tristeza. Fue tremendo que quisieran resolver el conflicto con una guerra. Ojalá que las Malvinas vuelvan a ser argentinas, pero por la vía pacífica.
-Los rockeros ingleses tampoco estuvieron a favor de la guerra de Malvinas ni del colonialismo…
-¡Claro! Roger Waters con Pink Floyd hizo un disco al respecto (“The final cut”). Y luego cantó en la caída del Muro de Berlín. Pero parece que a Margaret Thatcher no le gustaba mucho el rock… Si no, los hubiera escuchado más y algo habría aprendido…. (risas).
Al final de la entrevista y casi con la timidez de una principiante, Nora Baker me regala un poema impreso por computadora. “Es sólo para que lo leas. No es para que lo publiques en la nota ni nada. Te lo doy porque es lo que pienso de la guerra, lo que tanto tiempo me llevó procesar… Te lo doy porque quizás te sirva más que lo que pueda decir torpemente al respecto”.
El poema de Nora pertenece a su único libro; “Enigma”, que está cruzado por el fantasma de la guerra, por el “dream is over?” (que es como decir “the bad dream is over?” o “the war is over”?) al que alguna vez cantó Roger Waters. Como nunca creí en la crítica literaria, me ahorro los comentarios. Sólo dejo este poema a modo de conclusión porque yo no hubiera podido escribir un final mejor.
“Si fuera/ que/ aprendimos// con// Guernica/ Hiroshima/ El Muro de Berlín// Si fuera/ que/ no despedazamos/ esperanzas.// Pero, no.// Con hierba/ enterramos// conciencia/ memoria./ Decoramos/ tumbas//para/ ultrajarlas/ la próxima/ generación”.
Entonces, The war is over? Gracias mil, Nora, por hacer una vez más la más necesaria de las preguntas.
Iván Wielikosielek