¿Quién dijo que todo está perdido? yo vengo a ofrecer mi corazón, tanta sangre que se llevó el río, yo vengo a ofrecer mi corazón. Fito Páez.
Miles de corazones se ofrecieron en las dos Villas. Miles de manos se extendieron. Un pueblo que llama, un pueblo que responde.
Villa María y Villa Nueva se movilizaron por los hermanos de Tartagal y de pronto un camión semi remolque, preparado para trasladar treinta mil kilos se completó. De artículos necesarios, más que necesarios y quedaron bultos sin cargar. De elementos que fueron juntados uno a uno, por la gente de las dos orillas.
El espíritu solidario superó todos los límites. Desborde de solidaridad frente al desborde del río Tartagal.
Desborde de amor frente a frente con el sufrimiento.
A las 16 de ayer, muchas manos se unieron para cargar el inmenso rodado de treinta metros de largo facilitado por Aldo Montagner de la empresa Cormetal.
En la sede del Rectorado de la Universidad Nacional de Villa María, Entre Ríos 1431, todas las edades se concentraron para el trabajo. Niños, jóvenes, adultos unidos por una consigna: el amor al prójimo.

@"No hay más lugar"

Durante una hora y media las manos de quienes participaron en la organización de la campaña "Villa María y Villa Nueva por Tartagal" se movieron transmitiendo su ternura a cada bulto que llegó a los distintos lugares de recepción.
Bultos que fueron acumulándose gracias al aporte de ciudadanos, de comerciantes, de instituciones. Todos, de una u otra manera, aportaron su parte para estrechar en un fuerte abrazo a los golpeados por la tragedia. A los que perdieron todo.
Representantes de las instituciones coordinadoras (imposible nombrarlas a todas sin cometer el pecado de algún olvido) pusieron manos a la obra varios días y el resultado (la suma de miles de voluntades) estuvo en ese vehículo cargado "hasta los dientes".
En una hora y media de labor se completó la capacidad del rodado de gran porte.
"No hay más lugar. No cabe más ni un alfiler", fue la frase que dio cuenta de la cantidad de elementos juntados. "Es increíble", se escuchó.
Quedaron bolsas y cajas con ropa, para otra oportunidad.
Efectivamente, no había más lugar en el inmenso camión de la empresa villamariense y a la hora de cargar se priorizó lo urgente.
Agua mineral, alimentos no perecederos, medicamentos y otros artículos.

@El torrente solidario

En una hora y media todo estuvo listo para emprender la partida. "No hay antecedentes en otras campañas que se haya juntado tanto", fue el comentario mientras se acomodaban las cajas.
A las 17.30, la tarea en el exterior de la sede del Rectorado de la UNVM, terminó.
Hubo suspiros y emoción palpable. Finalizaba una parte del trabajo y comenzaba otro capítulo de la historia. Llegaba el momento de la partida.
Y se hicieron los aprontes para recorrer los kilómetros que separan a la Villa de Tartagal. Para llevar el torrente solidario del pueblo que vive a las orillas de otro río, el Ctalamochita.
En la Trafic de la Universidad Nacional se subieron doce personas. Representantes de organizaciones que acompañaron el cargamento hasta su destino.
El grupo partió con dos coordinadores, dos especialistas aportados por Defensa Civil de la Municipalidad de Villa María, un médico aportado por la UNVM y una paramédica que llega a través de Cáritas de la Parroquia Nuestra Señora de Luján, de barrio Rivadavia, todos ellos voluntarios, como los demás integrantes.
Villa María y Villa Nueva por Tartagal", con una Bandera argentina de fondo fue la identificación de los rodados que ayer comenzaron a transitar el camino rumbo a la ciudad del norte del país. La ciudad castigada por la naturaleza. La localidad que llora la "sangre" que se llevó el río.
Hoy, las manos cordobesas se unirán con las salteñas. Hoy los corazones se rozarán plenos de la ternura de los pueblos.
La montaña se hizo, granito por granito, piedra por piedra. Y la montaña se movió. Fue a Tartagal.