El jueves pasado, en el establecimiento de Eduardo Verea, en la zona rural de Las Mojarras, se desarrolló la Jornada a Campo, donde además de recorrer y establecer diferencias y características en los distintos ensayos de alfalfa, 19 en total, realizados en 18 hectáreas, se evaluaron los beneficios de la alfalfa en la cría de ganado, y las formas y normas para su implantación, manejo y mayor persistencia.
Se expusieron además las técnicas de manejo del establecimiento y los resultados obtenidos en el mismo.
El Campo Escuela, como denomina la gente del INTA al campo donde realiza su actividad Verea (ya que allí concurren los alumnos de los cursos superiores de la carrera de Ingeniería Agronómica de la UNVM) es una extensión de 130 hectáreas, con 122 útiles, dedicadas en su totalidad a la actividad tambera, con 83 vacas en ordeñe en la actualidad y un promedio diario de 21 litros por vaca, con una carga vaca-hectárea de 0,33 y un promedio esperado de 5.500 litros hectárea-año, apuntando a una proyección mayor para el futuro de 8.000 litros hectárea-año, que desean lograr "con recursos genuinos del establecimiento, aunque tenga que ser más lentamente", explicó el técnico Ariel Doffo.
El ingeniero Doffo, asesor técnico del establecimiento, manifestó que es un tambo mantenido a base pastoril, ya que entre el 50% y 70% de la dieta alimentaria es forraje, un 30% de balanceado y alguna suplementación de rollo y silo dependiendo de la época del año y el estado de los forrajes.
También se realiza recría de terneras, que se mantienen en corrales hasta alcanzar los 150 kg y a partir de allí van a campo, con un suplemento de maíz y rolo de alfalfa, para ayudarlas a completar su desarrollo.
Con respecto a las fumigaciones y fertilizaciones, en el establecimiento, se realizan de acuerdo "al bolsillo". Según manifestaron tanto el técnico cómo el propietario, no utilizan preemergentes, sí control de gramíneas en el 1º y 2º año de las alfalfas; se utiliza mucho la desmalezadora y se tienen muy en cuenta los cultivos antecesores de las alfalfas, por ejemplo, avena, como verde de invierno, luego sorgo para silo o moha para rollos y luego la implantación de las alfalfas.
Las implantaciones en general se realizan en primavera y antes de entrar las vacas al lote o realizar el primer corte se mide la materia seca y a fines del año anterior, con el castigo de la sequía mediante, obtuvieron en el primer corte 3.600 kg por hectárea.
Debido a las condiciones climáticas en los últimos años, se ha implementado en el establecimiento acompañar las implantaciones de alfalfa con 20 kg de trigo por ha, para aprovechar el uso del forraje con anterioridad y aumentar el forraje; este método está siendo aplicado en toda nuestra región.
Eduardo Verea manifestó a EL DIARIO RURAL que "el tambo es una pasión, por eso hay que buscarle la vuelta para optimizar la producción", agregando que el permitir los ensayos del INTA no sólo le han achicado los costos, por el aprovechamiento de las alfalfas implantadas, sino que le ha ayudado a sostener la actividad y seguir apostando a la producción lechera y aumentar el compromiso con el sector.

@El ensayo y su objetivo

El ensayo, llevado adelante por los ingenieros agrónomos Sergio Dequino (titular del INTA) y Daniel Calpanchay, también agente de la misma institución, fue implantado con siembra directa, posterior a una moha y barbecho químico.
"Se sembraron variedades de alfalfas, a razón de 12 kg por hectárea, y el objetivo concreto de estos ensayos es medir la persistencia, la cual debe ser un factor importante para asegurar la continuidad productiva del establecimiento, ya que la calidad y cantidad de las alfalfas, que están influidas por el clima, condicionan a su vez el ambiente de la producción lechera", explicó Dequino.
"La selección de la semilla y de la variedad no es todo, es parte del todo", dijo el ingeniero Daniel Basigalup, del Inta Manfredi, que forma parte del proyecto Red de Alfalfas, previo al recorrido por los lotes sembrados con las distintas variedades, para evaluar a cada una en particular. Ofreció una disertación destacando que los ensayos en campos en producción son muy útiles, porque se ajustan a la realidad productiva y destacó las principales características a tener en cuenta al momento de la implantación, que además tiene un antes y un después, ya que remarcó "no es lo más importante saber qué grupo o tipo de alfalfa seleccionar para el implante; si bien es muy importante, no resuelve todos los problemas. Se debe obtener información sobre el comportamiento de las alfalfas en cada zona, y en conceptos generales, que además de la variedad y la buena calidad de las semillas es fundamental permitirle a la planta desarrollar el potencial para su total y óptimo desarrollo.
Para ello, hay que saber la fertilidad de los suelos, fertilizar si es necesario, la persistencia de la alfalfa implantada, la productividad que se necesita en el establecimiento y, fundamentalmente, optimizar el manejo.

@Criterios de selección

Además de la calidad forrajera, se debe tener muy en cuenta la digestibilidad de la alfalfa y tener en cuenta que hay variedades nuevas que tienen bajo riesgo de empaste y no disminuyen la digestibilidad final, sino la inicial, ya que la hacen más lenta durante las primeras cuatro horas, con sensación de rumen lleno, según datos de un sistema productivo de carnes donde resultó muy positivo este tipo de alfalfa.
"Otro tema importante a tener en cuenta, es saber qué animales comerán el forraje, cuánto por día y por cuánto tiempo", expresó entre otros conceptos.
Es decir, que el campo y su funcionamiento no puede dejar nada al azar para ajustar los costos y obtener rentabilidad, en este momento difícil del sector lechero que espera una regulación definitiva de la lechería.