Mario Martín es villamariense, pero hace años está radicado en Buenos Aires. Forma parte de la organización “Amputados sin Fronteras” (ASIF), una entidad civil, sin fines de lucro, cuyo objetivo principal es ayudar al amputado, brindando asesoramiento, asistencia y actividades gratuitas, para las personas que hayan sufrido una amputación o bien que sea por causa de una enfermedad congénita.
Luego de su última visita a la ciudad, días atrás, contó a EL DIARIO que se fue con una sensación negativa, al considerar que “lamentablemente vi que en Villa María hay una gran discriminación con la discapacidad y los discapacitados”.
La ASIF busca ofrecer ayuda a la gente discapacitada o con impedimentos motrices, “ver si en las distintas ciudades se cumplen las ordenanzas pertinentes”, explicó.
Antes de detallar alguna de las cosas con las que justifica su afirmación de que “en la ciudad no se respeta al discapacitado en las cosas cotidianas”, aclara: “No me gusta la política ni estoy a favor o en contra de nadie, sino que las críticas son a favor de los discapacitados”.
Entre veredas rotas y obstáculos
Martín asegura que mantiene contacto con mucha gente discapacitada de la ciudad que “me llama constantemente para contarme los problemas que tiene habitualmente, son quejas tremendas y constantes”.
Por eso, tras recorrer la ciudad dijo: “Vi con mis propios ojos cómo la gente con coches de gran nivel se estaciona en lugares que no le corresponde y son reservados para discapacitados”. En ese sentido, hizo hincapié en la situación que se presenta en las escuelas.
“Si una persona lleva a su hijo discapacitado a la escuela, seguro no tiene lugar donde estacionar para bajarlo porque se lo ocuparon”, destaca, y plantea: “O la gente no sabe diferenciar los lugares en los que puede estacionar o no, o, para peor, directamente no le importa”.
Pero, además, sostiene que se trata de una concientización por parte de los propios ciudadanos, lo que puede evitar este tipo de situaciones porque “llamativamente, todos ven que una persona ocupa ese lugar, pero nadie le dice nada, la misma sociedad debería llamarle la atención y pedirle que se mueva solo por el hecho de respetar a los demás, no hacerlo solo si un policía lo obliga”.
Por otra parte, este villamariense que perdió una de sus piernas tras ser atropellado en la vía pública por un camión, apunta a que “la ciudad organiza un gran Festival de Peñas, muy elogiado y que nos permite darnos a conocer al mundo, pero una persona en silla de ruedas no tiene espacios para moverse, por ejemplo, entre los puestos de afuera”.
“En la Terminal no hay un estacionamiento con prioridad para discapacitados, tenés que dejar el auto afuera, en la calle y desplazarte como puedas para entrar”, se quejó, y agregó que “a nivel general, hay muchas veredas en malas condiciones en la ciudad, que para el desplazamiento de una persona en silla de ruedas son grandes obstáculos”.
Con respecto al rol del municipio, dice que, según lo que le informaron las personas con las que mantiene contacto permanente en la ciudad, “la Municipalidad no tiene un instituto de rehabilitación para discapacitados”. “Más allá de que existan centros privados, el municipio tiene que tener uno, que sea del Estado y que esté al alcance de todas las personas”, enfatizó.
Remarcó, entre otras cosas, que “tampoco hay un centro municipal de rehabilitación para personas diabéticas”, y contó que tienen familiares diabéticos en la ciudad “que tienen que ir a Río Cuarto a atenderse”.
“Conseguir una silla de ruedas no es fácil, mucho menos una pensión por discapacidad, todo es trámite, burocracia, y nadie piensa en la necesidad urgente de la gente que está pasando o vive un mal momento”, exigió.
El análisis de Martín apunta a que “la discapacidad necesita respeto”, pero “hay mucha gente que piensa que nunca le va a pasar nada, por eso no pensamos en el otro, en el gran problema que tiene la persona discapacitada y todo el sufrimiento que esto significa”.
Por último, sentenció: “Se gasta mucha plata en cosas que embellecen la ciudad, pero no en las que mejoran la calidad de vida de algunos ciudadanos”.