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Fabio Morisetti

En un partido de un nivel muy pobre, marcado por ausencias importantes en ambos bandos, Alumni superó a Rivadavia 2-0 en la soleada tarde cabralense y ante escaso público.

El triunfo de la visita fue totalmente justificado, porque fue, con muy poco, superior a un Rivadavia plagado de juveniles que prácticamente no generó riesgo en el arco de López.

Y no es que el Rojiblanco hiciera demasiado, pero con lo que pudo plasmar, le alcanzó para marcar supremacía.

La primera etapa se caracterizó por la lucha en el mediocampo. Como ninguno podía edificar una jugada colectiva, todo pasaba por esa zona, con mucho forcejeo y nula claridad.

A los 14 minutos, Nicolás Ponce aprovechó un grueso error de Matías Rojas para encarar hacia el arco contrario, pero no pudo vulnerar al siempre seguro Berardo.

Sobre los 20’, Rivadavia creó la única situación de riesgo conque contó durante todo el cotejo: un centro de Echegaray encontró la cabeza de Rojas, pero el testazo quedó en las manos de López.

Alumni se mostraba más ambicioso, y a los 32’ casi factura Nicolás Gayoso, que entró apareado y su disparo, incómodo, salió por encima del horizontal. 

Y llegó el momento fatídico para Rivadavia, porque en tres minutos el visitante sentenció la historia. A los 40’, Gayoso abrió el marcador, y a los 43’ Peñaloza sacó un bombazo de larga distancia que superó la estirada de Berardo y puso cifras definitivas. Allí se acabó el partido.

El segundo tiempo estuvo de más, porque los pibes de Rivadavia no pudieron arrimar el bochín pese a los rápidos ingresos de Gozzerino, Gudiño y Castro, y Alumni tampoco pudo aumentar la diferencia, más allá que Ponce cabeceó solito y alto a los seis minutos y González exigió a Berardo de lejos poco después.

Rivadavia guardó a sus titulares para lo que se viene, donde ya no hay margen de error. Alumni, que también tuvo ausencias importantes, se fue contento con los tres puntos obtenidos en una cancha históricamente difícil.

 

La Figura