“Nos destruyeron económica, moral y emocionalmente”, sentenció María José Aguirre, propietaria del vivero Las Tinajas de bulevar Vélez Sarsfield y José Ingenieros, a la que el EL DIARIO acudió luego de la nota de opinión publicada ayer en nuestro matutino bajo el título “Accastello no se merece un muerto”, autoría del escritor Juan Montes, ligado también a la firma, en que se hizo referencia a los riesgos de las edificaciones en altura en nuestra ciudad.
Como consecuencia de la construcción del edificio en ese bulevar al 1100, “ha quedado literalmente destruida gran parte de nuestro negocio”, describió Aguirre, al referirse al vivero “que hasta hace tres años estaba entre los mejores de la ciudad”.
“Sólo hay que venir y constatar que, además de los permanentes riesgos a la integridad física y emocional, nuestra, de los clientes y de los vecinos, las pérdidas son cuantiosas y la imagen de nuestro frente es como un paisaje desolado después de una batalla”, describió.
Enseguida expresó: “La impotencia de soportar un avasallamiento permanente sin que nadie se haga responsable del daño apunta a que uno se canse y termine de creer en las instituciones. Pero no será nuestro caso; creemos en ellas y entendemos que sólo tienen que venir y comprobar”.
Un periodista de EL DIARIO constató el frente absolutamente dañado, el local y la mercadería arruinada, el invernadero de producción desecho, medio terreno de producción inutilizado por la cantidad de escombros, maderas, hierros, que todo parece indicar que cayeron desde la obra, además de plásticos de cobertura rotos, postes deshechos, plantas pintadas de cal, macetas quebradas...
“Ahora es muy triste venir a trabajar a un lugar así. Lo único que te dará para llevarte a casa al atardecer es la angustia y la impotencia”, comenta María José.
Ante la requisitoria, la joven madre de tres menores informó que “nos hemos cuidado de no formular denuncias policiales por presunta violación a la propiedad privada para no perjudicar a los trabajadores, que nada tienen que ver con estos resultados, porque creemos que son tan víctimas como nosotros de un poder económico impune y un poder político burocrático y que son a los que irá a buscar la Policía en lugar de buscar al responsable real”.
Si bien no están a la vista los carteles con nombres de responsables de obra, la misma sería propiedad o responsabilidad del arquitecto Jorge Teobaldi y algunos de sus familiares, se indicó a este medio.
La dueña del vivero explicó que han soportado riesgos físicos graves, perdido la moral y el entusiasmo, la imagen, las ganas y que “mi esposo ha tenido que salir a buscar trabajo en otro lado porque lo que era próspero se nos convirtió en deficitario”, señaló.
Ante la pregunta del cronista referida a si iniciarían acciones legales, María José dudó y estimó que “sería la última instancia”.
“Creemos aún en las instituciones, en el sentido común y en la preocupación que el municipio tiene en referencia a estos temas. Los trabajadores, la gente de bien y de trabajo, como se considera uno, no quiere hacer juicios; lo que quiere es que simplemente le reparen el daño producido y que pongan las medidas de seguridad necesarias para que nosotros y nuestros clientes no tengamos miedo de venir”.
Explicó en este sentido que “los jueces y los Tribunales tienen demasiado trabajo y cuando las cosas se pueden solucionar por vías más sencillas, no hay que seguir cargándoles a los jueces todo el peso arbitral de los conflictos menores”.
“Además, no estamos seguros de que en los juicios tenga más posibilidad el débil. Mi esposo está investigando una actuación supuestamente irregular de un juez de Faltas en este caso y la renuncia de una funcionaria municipal a causa de lo mismo. Evidentemente, hay alguien muy poderoso detrás de esta temática que está afectando a dos centenares de vecinos en diferentes zonas de la ciudad. Iremos por una solución positiva, acompañaremos al intendente en su gestión informándole sobre estas cuestiones”.
Informó además a EL DIARIO que han comenzado a promover una organización local de afectados porque “esto no es un problema personal, sino estructural” y admitió que no descartan movilizaciones, reuniones y acciones de protesta.