La secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina en Córdoba (AMMAR), Eugenia Aravena, dijo ayer a EL DIARIO que retornó la hostilidad policial hacia ellas en toda la provincia, sostuvo que las organizaciones que luchan contra la trata de personas “son funcionales a la criminalización” de la actividad y consideró que las cifras de rescates de víctimas “están infladas”.
Este matutino la entrevistó en el marco del Día de la Trabajadora Sexual (fue el lunes 2).
-¿Cómo las encuentra esta conmemoración?
-Los logros que tenemos como organización son un montón, pero eso no quita la preocupación ante el avance represivo de la Policía, con detenciones. Desde hace un mes ha cambiado la relación para peor. Falta mucho camino que recorrer para que se respeten los derechos de las trabajadoras sexuales. Hemos pedido audiencias a todos los legisladores, pero ignoran todas las solicitudes. Parece que hay que cortar calles para que te escuchen. En una ocasión, el legislador Roberto Birri presentó un proyecto de derogación del artículo 45 del Código de Faltas (prostitución escandalosa), pero no tuvo consenso. Esa es la herramienta que utiliza la Policía. En el interior provincial, el tema incluso genera mayor miedo en las compañeras. La prostitución no está prohibida. No quieren que estemos en los prostíbulos, no quieren que estemos en la calle… No saben que ésta es una actividad laboral que nace de las necesidades.
-¿La Policía había dejado de perseguirlas y desde hace un mes volvió a hacerlo?
-Sí. Hay un avance represivo, parecen querer demostrar que (la fuerza) actúa. Tenemos denuncias de las compañeras de que las corren, que las detienen. Esto ya no estaba ocurriendo y volvió a darse, por eso apuntamos a la derogación del artículo 45 del Código de Faltas. No pueden detenernos porque no es un delito, lo que sí lo es es la trata y el proxenetismo, que es a lo que nunca persiguieron, porque siempre han negociado con los proxenetas para sostener un negocio.
-¿Conoce la situación de Villa María?
-Las veces que hemos estado -ahora hace bastante que no vamos- se reflejó siempre lo mismo. Nos comentaban que les cobraban para trabajar. Allá estamos tratando de que AMMAR esté presente.
-Las organizaciones que luchan contra la trata remarcan que el de ustedes no es un trabajo. ¿Qué puede argumentar?
-En primer lugar, estas organizaciones tienen que sacarse el manto de hipocresía y el tabú, porque buscan luchar para que nos metan presas. Resulta que persiguen a las trabajadoras independientes…
Esta es una actividad lícita. Hay muchas prácticas para sobrevivir en el sistema capitalista y que se reconocen como trabajo, sin embargo, en este caso hay resistencia. Yo me pregunto en calidad de qué pueden hablar por nosotras. Nos siguen subestimando, como mujeres, como madres, como militantes. Hay mucha intencionalidad política en mezclar la trata y la prostitución y terminan siendo funcionales al proxenetismo y a las falsas estadísticas. Así, la actividad se torna cada vez más clandestina, desprotegida y vulnerable. Hay muchos casos de trata de personas y no existen políticas para encontrar a las mujeres desaparecidas, que son muchas.
-¿Son consultadas por las organizaciones? ¿Buscan dialogar con ustedes?
-No. Nos vienen ignorando por completo. Había una propuesta de charla debate en Villa María y cuando dijimos que íbamos no nos quisieron escuchar. Más allá de la cuestión conceptual, nuestros objetivos van en contra de la explotación, de la prostitución infantil, de la trata.
-¿Cuántas afiliadas tiene AMMAR?
- Casi mil.
-¿Puede dar una estimación de cuántas personas realizan esta actividad con un proxeneta detrás?
-Muchas más, muchísimas más. Venimos observando que todo está puertas adentro. Cierran lo que está a la vista y lo clandestino es cada vez más fuerte. Puertas adentro las obligan a dejar el 50%. El Estado debería reconocer la autonomía del trabajo sexual, para sacarnos de la clandestinidad. Acá te cobran (los rufianes) la mitad, supuestamente para brindarte protección, para que nadie te pegue ni te lleven presa. Si el Estado pudiera proteger a las mujeres no se tendría por qué buscar protección y darles dinero a los proxenetas. La falta de reconocimiento (de la actividad) beneficia a las mafias.
-De manera permanente se informa desde ámbitos oficiales el rescate de mujeres en prostíbulos. ¿Qué consideraciones realiza?
-Hay una utilización de los medios de comunicación, que reproducen los partes de la Policía sin una investigación seria. Copian y pegan (el parte). Para que haya un rescate tiene que haber mujeres que estaban privadas de la libertad. ¿Quién realiza su seguimiento después? ¿Quién escucha sus voces? Hubo casos en que las personas fueron a los medios de difusión a desmentir la versión oficial. Y la realidad es que luego, en la calle, no tienen nada para comer. Hay que investigar un poco más y escuchar otras voces. El Estado nacional dice que rescató a 6.500 víctimas: creo que son números inflados.
Diego Bengoa