Tartagal. El cargamento de ayuda solidaria enviado por los vecinos de Villa María y de Villa Nueva llegó ayer a las 14 a esta localidad salteña, acompañado por un grupo de voluntarios-veedores que cuatro horas después lo depositó en la Escuela Número 4.096 "Coronel V. de Uriburu", uno de los centros en los que han sido refugiadas las familias más afectadas por el temporal seguido por el alud del día 9 de este mes.
El tremendo fenómeno cambió de plano el paisaje local, que viró de lo apacible a lo desolado, pero también modificó las costumbres del lugar.
Es que quedan todavía centenares de familias en centros de evacuados, pero también otras que no se quieren ir de la intemperie. Es decir, están en donde se hallaban sus viviendas borradas del escenario por el lodo.
Ocupan carpas que entregó el Instituto Provincial de la Vivienda o bancos en las plazas, con tres o cuatro pertenencias. Están dispuestos a comentar, como lo hace Sergio Larrazán: "Aquí yo tenía mi lavadero y al lado había una cancha de padel...". Allí, precisamente allí, ahora no hay nada. Otro, el soldado Diego Armando Granero, dice que "el agua entró a mi casa por acá y salió por allá". En lo que va de acá hasta allá, tampoco quedó nada.
Están a la espera del paso de algún camión con provisiones llegado desde alguna parte para pedir, para tratar de interceptarlo.
Esas personas despojadas de todo, se comunican de alguna manera y confluyen en las esquinas por donde puede pasar la ayuda humanitaria. La tensión es permanente.
Ellos mismos acusan que "vienen desde otras localidades vecinas, donde no pasó nada, porque saben que hay mucho para repartir". Las escenas se repiten a las puertas del Regimiento de Infantería de Monte Número 28, donde se agolpan muchas familias.
El lugar es el centro donde debe confluir toda la ayuda, para que luego sea clasificada y direccionada según las necesidades.
Afuera la espera y el ruego, adentro, el trabajo denodado de estudiantes de la Universidad Nacional de Buenos Aires, que tratan de encontrar dos zapatillas iguales y del mismo número para armar el par, porque algunos, a la hora de donar, metieron cosas sueltas en las bolsas.
Y hay una médica salteña recibida en la Universidad Nacional de Córdoba que recibe los camiones y dice al cronista: "No veo la hora de que termine esto, toda esta psicosis, para trabajar directamente sobre la salud pública".
- ¿Por lo del dengue?, preguntó el periodista.
- Es terrible.
- Se habla de 12 casos en todo Salta...
- ...Sólo en el hospital de Salvador Masa, a poco más de treinta kilómetros de aquí, en la frontera con Bolivia, hay 40. Y al otro lado, en Pocitos...
El contingente de Villa María llegó al Regimiento en una combi de la Universidad Nacional.
Allí se encontraba a la espera del gran camión que aportó Cormetal, que llegaría custodiado por la Policía. Pero aún así el camión fue interceptado. Hizo falta tomar decisiones rápidas y se terminó descargando en la Escuela Número 4.096 "Coronel V. de Uriburu", uno de los centros donde permanecen familias evacuadas.
La directora, Yolanda Bustos, llegaba de una reunión en el Ministerio de Educación, donde se planteaba la necesidad de postergar el inicio del ciclo lectivo 2009.
Terminada la tarea, todos fueron hacia el frente del establecimiento, donde cantaron el Himno Nacional hasta las lágrimas.

Desmontes

Mientras viajaban hacia Tartagal bajo las nubes blancas ancladas en los cerros, los integrantes de la comitiva de las dos Villas pudieron observar grandes extensiones en las que los bosques nativos fueron borrados en favor de plantaciones de soja. Inclusive descubrieron a un costado de la ruta 34 un acopio de la aceitera más grande de la región centro, la del senador Roberto Urquía.
Son varios los análisis periodísticos y de ambientalistas que coinciden en los últimos días en atribuir a los desmontes una incidencia importante en el desastre de Tartagal. "Las penas son de nosotros y la sojita es ajena", dijo una de las voces escuchadas.
Los integrantes de la comitiva pudieron hablar con evacuados que viven actualmente en aulas de las escuelas y con otros. En días más volverán a reunirse para analizar nuevamente la situación. Al parecer, los pedidos más escuchados ahora son los que aluden a herramientas, electrodomésticos, útiles escolares y vajilla.
De momento, la ayuda llegó a donde tenía que llegar.


Texto y Fotos
Sergio Vaudagnotto
y Juan Pablo Morre