Los viernes asisten cuarenta chicos y los sábados la cantidad se duplica. No sólo los reciben con la merienda o el almuerzo, sino con juegos, la posibilidad de recreación y mucho afecto.
Francisco Iglesias es el párroco de la Sagrada Familia, parroquia de la que depende la capilla “Divino Niño” de barrio Las Acacias, precisamente el lugar que se convirtió en un cable a tierra para decenas de pequeños de este barrio.
“Hay muchas cosas que me preocupan. Los chicos están mucho tiempo solos en la calle. La falta de contención es desde todos los ámbitos”, confió el sacerdote al ser entrevistado por EL DIARIO.
“Los noto abandonados. No sé si alguien se ocupa para rescatarlos, para que se sientan queridos, acompañados y que mañana tengan un trabajo digno y puedan formar una familia”, declaró.
Ante la pregunta, dijo que los pequeños “desean que llegue el viernes, te abrazan cuando uno llega”. “Les fascina trabajar con las manos, pintar, hacer cosas, crear. También, jugar al fútbol o los demás deportes”, resaltó.
Los viernes a la tarde se sirve una copa de leche y juegan a la pelota, bailan o pintan. Es motorizada por Cáritas Parroquial de Sagrada Familia, con jóvenes de las residencias universitarias de la entidad diocesana y otros vecinos. Los sábados, en tanto, es el turno del desayuno y del almuerzo, espacio que desde hace tres meses está a cargo de recolectores de residuos de las dos ciudades, además de miembros de la iglesia. También hay cuentos, títeres, actividad física y de esparcimiento.
“Los chicos del sindicato de recolección se acercaron y nos comentaron que querían hacer algo por la sociedad. Me pareció genial”, reveló Iglesias.
Cabe consignar que en este lugar funciona, además, el ropero comunitario, los miércoles a las 15. “Hace falta calzado para niños”, apuntó el pastor.